Shock social y pacto de punto fijo

Sobre un consenso en favor de impulsar una potente inversión social a partir del 2016

En este portal, Hugo Otero ha propuesto como necesario un “pacto por los electores”, es decir una plataforma mínima de acuerdo de movimientos políticos y expresiones ciudadanas a favor de legitimar la política frente a los intereses y el sentir ciudadano, con especial atención a los sectores populares, que la rechazan con alguna innegable dureza.

Las iniciativas ecuménicas son vitales en este tránsito tan difícil que atraviesa el país, en donde emerge un nuevo Perú, pragmático, hijo de la lógica del capitalismo popular y del relativo progreso y crecimiento que hace poco más de 20 años domina la escena, pero que no ha tenido un correlato institucional de ascenso, salvo en lo que atañe a lo estrictamente bursátil, económico ó tributario (SUNAT, SBS, INDECOPI, MEF), y que el proceso de descentralización y sus anomalías colaterales atomizan hasta el paroxismo. Un panorama donde, además, la inseguridad ciudadana avanza a pasos no desdeñables. Sin dudas proponer un acuerdo  mayor de voluntades en el marco de las arremolinadas condiciones de la ejecutoria pública peruana es loable y pienso que no utópico, como también otro opinante ha señalado en esta Web.

La propuesta me trae a la mente el acuerdo de las fuerzas políticas venezolanas, lideradas por Betancourt, Jóvito Villalba y Rafael Caldera, allá a finales de la década del 50, pacto que fue suscrito previamente a las elecciones generales que re-inauguraron un nuevo capítulo democrático venezolano. Justamente el clima autoritario y de persecución que vivía el hermano país caribeño configuraron las condiciones de un acuerdo que era un reclamo de la realidad más que una fina ocurrencia de sus protagonistas.

En mi opinión un pacto de punto de fijo en Perú es básico e indispensable, esto es: sea quien fuera el ganador se deben observar ciertas actitudes y políticas concretas en el ejercicio del poder. Pero. ¿Cómo hacemos que dicho acuerdo no parezca una repartición anticipada de puestos gubernamentales, como algunos podrían proclamar? La respuesta está en el contenido, en el paquete que se presenta encima del recipiente del Pacto de Punto Fijo; desde mi perspectiva la respuesta es el “Shock Social”.

Un acuerdo de diversas fuerzas de toda naturaleza, política (partidos y movimientos regionales), social (asociaciones y dirigencias populares, colectivos juveniles), económicas (gremios de MyPes y PyMes) que se oriente al consenso de una potente inversión social en dar seguridad a los que menos tienen, en construir infraestructura popular: pistas, hospitales, en dar agua y electrificar poblados que aún no han sentido al Estado comprometido en el día a día de sus necesidad más básicas y que por momentos es interpretado como un ente hostigador y agresivo. Un shock social que tenga también acento digital, promoviendo internet barata o gratuita en cuanta plaza pública del interior del país sea posible, para que la información, poderosa herramienta democratizadora, esté al alcance de todos.

Orientar recursos por 60 mil millones a este fin no puede ser una bandera de un partido o de un pequeño grupo, tiene que ser la plataforma sobre la que se articule voluntades que configuren una fuerza mayor. Pero tendría que ser además un sentido común previo a la elección y suscrito por una amplia y diversa colectividad, que incluso pueda que se enfrente posteriormente. Así, quien sea el vencedor, encarará un gobierno con ciertas pautas preestablecidas y no caeremos en la inercia, la falta de liderazgo o de ideas que ahora asfixia al gobierno de Humala.

Las nomenclaturas pueden ser diferentes, pero el espíritu ecuménico, consensual y de apuesta social por la solución de los problemas de las mayorías no puede ni debe ser desdeñado. El Perú, sobre todo el Perú popular,  no aguantaría 5 años más de molicie, indiferencia y parálisis.

Por Enrique Valderrama

(05 - dic - 2014)