Raúl Mendoza Cánepa

Sobre un banco de oro

Sobre un banco de oro
Raúl Mendoza Cánepa
21 de noviembre del 2016

La gran riqueza geográfica y natural del Perú

Los peruanos nos solemos entrampar en el día a día sin reparar que habitamos un país de grandes oportunidades, una gracia divina hecha geografía. Este verdadero Perú promesa se desprende del libro Oportunidades de inversión en el Perú de Rafael López Aliaga (PAD, tercera edición), presentado en el Instituto Solidaridad (centro de formación de cuadros del Partido Solidaridad Nacional). El nuestro es un país, según prueba el libro, privilegiado geográficamente. Más aún, la disposición natural nos permite tener más ventajas competitivas que Chile e incluso que Japón. La diferencia es que mientras que los chilenos y los japoneses han cubierto las brechas con decisiones políticas y privadas, los peruanos carecemos de visión.

Sin perjuicio de la rica diversidad, veamos algunas ventajas geográficas. Una primera ventaja es el mar peruano, señala López Aliaga. La corriente fría, de Tacna hasta Piura, favorece la reproducción de la anchoveta y la sardina. La falla de Nazca ha creado un espacio marítimo único, bastante profundo y cerca de la costa con lo que se ha formado una piscigranja natural con “abundancia de plancton”. Esta situación no se repite en los literales de otros países. El potencial pesquero se acompaña de una abundancia de especies “no explotadas” y apenas bajo los cien metros de profundidad.

El Perú tiene ventajas comparativas agrarias que ningún otro país tiene. Si sumamos el mar frío, los cien kilómetros de costa, una sierra que se empina abrupta cuatro kilómetros arriba y que cae hacia los quinientos kilómetros de selva, lo que tenemos es un invernadero natural y bajadas de agua que permiten la construcción de sistemas de formación de energía. Nuestra geografía es un obsequio. Si nos comparamos con Chile, sostiene bien López Aliaga, tenemos una ventaja insuperable: ambos países cuentan con mar frío, pero Chile está más lejos de la costa ecuatorial caliente, por lo que tiene menos horas de luz en su territorio. Si usted cree que es irrelevante, se equivoca. Menor tiempo de luminosidad le debe significar a Chile mayor tiempo de cosecha. Las mayores horas de luz en las zonas agrícolas peruanas significan, por el contrario, mayor luminosidad constante y menor tiempo de cosechas, además de productos de mejor calidad y “mayores cantidades productivas por hectáreas”. En buen cristiano, si tenemos la mente clara, podemos entrar en diversos mercados antes que otros países lo hagan.

Dice López Aliaga: “Un muro (los Andes) de cuatro a seis kilómetros de altura encierra los vientos fríos provocando que se queden en la zona costera. Al quedar estos vientos fríos entre el mar y los Andes, permiten que los productos no se vean afectados por el calor excesivo de una zona semitropical, como es donde está ubicado el Perú”. Como en el caso de las uvas chilenas, que el libro expone, hay dos factores en los que nos llevan ventaja, el marketing y la logística, pese a nuestra riqueza y potencial. Pero podemos ganar también en esos terrenos, desarrollándolos.

El libro se refiere a nuestras ventajas productivas agrarias específicas y al potencial de productos agroindustriales exportables. Luego nos ilustra sobre nuestras ventajas comparativas mineras. En cobre, oro, zinc, plata, plomo y estaño estamos entre los primeros del mundo. Producimos el oro con el costo más económico del mundo. Destaca la abundancia de minas polimetálicas con alta ley y gran volumen de producción, y la abundancia de yacimientos no metálicos y ferrosos en la zona cercana al Brasil. Más adelante se refiere López Aliaga a nuestros recursos hídricos, los terrenos adecuados para el sembrado de palma y otras oleaginosas (biocombustible y biodiesel). Ya sabemos de nuestras grandes reservas de gas natural y de nuestros vastos terrenos para el sembrío de caña de azúcar (producción de etanol). También menciona los vientos fuertes de la costa (energía eólica).

El libro destaca las ventajas forestales y señala que en “las mejores zonas para la reforestación en la sierra peruana vive actualmente la mayor cantidad de peruanos en pobreza extrema”. El autor precisa nuestro potencial turístico: cultural, aventura, gastronómico y ecoturismo. Sí, en efecto, un banco de oro nos contiene y no nos damos cuenta, solo tenemos que abrir los ojos y verlo. De eso trata hacer política, invertir y darle movimiento a nuestro descomunal capital geográfico.

 

Raúl Mendoza Cánepa

 
Raúl Mendoza Cánepa
21 de noviembre del 2016

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