Jorge Valenzuela

Sobre la revolución en el Perú

Sobre la revolución en el Perú
Jorge Valenzuela
19 de agosto del 2015

A propósito del libro “Incendiar la pradera”. Ensayo sobre la revolución en el Perú de José Luis Rénique

Con fecha 5 de abril de 1930, Mao remite una carta al Partido Comunista Chino. En la carta titulada “Una sola chispa puede incendiar la pradera” revela que aquella expresión era un viejo proverbio oriental utilizado por él, en ese momento, para referir las expectativas revolucionarias que lo animaban.

En esta oportunidad, José Luis Rénique (Lima, 1952) ha elegido la expresión para titular su reciente ensayo con el propósito de signar el largo camino de intentos (por cierto frustrados) de llevar adelante una revolución social en el Perú. Para tal efecto, Rénique nos retrotrae al proyecto filopositivista de Manuel González Prada a fines del siglo XIX y nos conduce hasta la demencial guerra senderista.

Si bien el libro se plantea como un ensayo sobre la revolución en el Perú, lo que hace Rénique es reconstruir la tradición radical del pensamiento de izquierda influido por la urgencia del cambio social. ¿El objetivo? Tratar de que el lector pueda cartografiar, a lo largo de todo el siglo XX, las ideas y los motivos que alentaron aquellos proyectos que, de común, terminaron en el fracaso, pero sobre todo en tragedia.

Cabe destacar la manera en que el autor va estableciendo una continuidad ideológica a partir de tres núcleos que le permiten analizar los deseos que animaron aquellos intentos y las limitaciones a las que tuvieron que enfrentarse. De esta forma relaciona, en un primer momento, a González Prada, Mariátegui y Haya de la Torre como fundadores de la promesa moderna de la revolución social. En este apartado es interesante la forma en que son analizadas tanto las evoluciones políticas como las insuperables contradicciones que  terminaron alejando al Amauta de Haya, y la frustrada postulación de un socialismo no autoritario a partir del pensamiento mariateguiano cuyos herederos, entonces, no supieron  consolidar claramente.  

Para el establecimiento del segundo momento, Rénique repara en un hecho crucial: tendrían que pasar casi veinticinco años para que se reactivase el sueño de la revolución en el Perú con dos líderes populares. Primero, con la presencia de Hugo Blanco cuya actividad política en el Valle de la Convención buscó ligarse a una organización campesina fuerte con posibilidades de enfrentar y ejercer sus derechos y, en segundo término, con la presencia de Luis de la Puente Uceda cuya mirada política, desde el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, revelaría las limitaciones (desde el punto de vista militar) de cualquier acción armada, condenada desde su origen al foquismo.   

En el tercer momento, Rénique construye el ciclo constituido por la revolución velasquista, el nacimiento de la nueva izquierda posguerrillera y el surgimiento de Sendero Luminoso. El autor nos permite entender el reto de la participación alentada desde el SINAMOS como un eje central en las postulaciones velasquistas, pero también las limitaciones de un gobierno que, al no superar su naturaleza esencialmente dictatorial, no pudo procesar democráticamente las demandas de las organizaciones populares que él mismo había alentado y que terminó reprimiendo. Al referirse a la nueva izquierda, Rénique se ocupa de hacer visible el proceso de legalización de este movimiento en un contexto de crisis como el de 1977 en el que se produjo el exitoso paro nacional que remeció las bases del gobierno de Morales Bermudez y que dio paso a la convocatoria de una Asamblea Constituyente en 1978. Al referirse a Sendero Luminoso, el autor analiza las causas que produjeron su violenta aparición, las fuentes ideológicas en las que se basó, el tipo de guerra sangrienta que desarrolló y aquello que le permitió durar en el tiempo.

El libro contiene con un apéndice titulado “La guerra senderista: el juicio de la historia” en el que Renique reconstruye críticamente el modo en que fue procesada la irrupción senderista a través de la reflexión de historiadores, antropólogos, reporteros, y la forma en que nos relacionamos, a través de una memoria opaca, con los atroces hechos que la guerra interna produjo. El libro se cierra con una entrevista a Rénique hecha por Pablo Sandoval en la que el autor del libro se refiere tanto a la tradición académica de izquierda como a la tradición “radical” de políticos peruanos articuladas alrededor de los problemas políticos más urgentes de nuestro país.

Sólido y con un marco teórico que ha asimilado los aportes conceptuales de la crítica cultural, el libro de Rénique se proyecta con solvencia sobre el amplio horizonte político del siglo XX para reconstruir la historia de un gran fracaso, el fracaso de una sociedad más justa del que todos somos, en alguna medida, responsables.
 

Por Jorge Valenzuela

Jorge Valenzuela
19 de agosto del 2015

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