Eduardo Zapata

Signos e imágenes presidenciales

Las sombras dejadas por la frustrada vacancia

Signos e imágenes presidenciales
Eduardo Zapata
01 de febrero del 2018

 

Aun cuando a algunos pueda no gustarles, la vida pública (y aun la propia privada) se ha convertido en espectáculo. Y muchos de los actores políticos parecen luchar —en gran medida— por el “figuretismo”. El figuretismo aludido puede —ciertamente— asegurar identidad de marca, posicionamiento y recordación. Y cuando resulta empático con la población, es posible que devenga en popularidad. Una exigencia de la gobernabilidad para ciertos tipos de ejercicio gubernamental en los tiempos que corren.

Nuestro Presidente dijo alguna vez que a él no le gustaba el figuretismo. Sin embargo, los hechos parecen demostrar lo contrario. Si el figuretismo del Presidente va acompañado por la eficiencia de la gestión pública y por el abordaje y solución de las grandes urgencias nacionales, bienvenido sea. Bienvenido sea si su estilo es correr o hacer bromas de la nada, pero —a la vez— dejar fluir a las libertades e institucionalizar un Estado profesional y meritocrático, ajeno a los mesianismos voluntaristas y al secretismo casi montesinista, que podría ser ocultado con el repliegue en el figuretismo.

En lo que no puede ni debe entrar el figuretismo es en el tema de la lucha contra la corrupción, porque este tema se ha convertido en asunto central de nuestra vida pública. Las sombras de la corrupción parecen alcanzar a los más, y en ello se deleitan algunos medios. Por supuesto, si el personaje comprometido no goza de sus simpatías políticas.

Siendo el tema de la corrupción un factor crucial que se arguye como fundamental para la marcha del Estado, la solución del asunto parece más bien sencilla y está alejada de farragosas construcciones discursivas —supuestamente éticas— que oscurecen el asunto de fondo. Dejemos actuar a la justicia, pero siempre con el ojo vigilante.

Como todos sabemos, el mayor tamaño del Estado y su complejidad, su intervencionismo empresarial, el controlismo y la discrecionalidad burocrática constituyen históricamente terreno fértil para la corrupción sistémica. Apertura permanente para todo tipo de lobbismo. De modo que aquí no caben figuretismos: a menos Estado, menos posibilidades de corrupción. Un Estado pequeño, fuerte y eficiente.

Las sombras dejadas por el tema de la vacancia presidencial y la posible negociación respecto al indulto difícilmente habrán de borrarse del imaginario popular. Pero la continuidad democrática debe ser garantizada. Personalmente creo que un Presidente no puede gozar de legitimidad pidiendo simplemente “voltear la página”. Para quienes leen libros en el país, estos no contienen páginas en blanco. No es asunto, entonces, solo de voltear la página, porque lo dicho allí quedó impreso. E impresa ha quedado la sombra sobre el Presidente.

 

Eduardo Zapata
01 de febrero del 2018

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