Arturo Valverde

Siéntate a escribir

Siéntate a escribir
Arturo Valverde
15 de diciembre del 2016

El mejor consejo para todo aspirante a escritor

Estaba sentado en una silla blanca de metal, frente a la piscina de un hotel, en la ciudad de Iquitos cuando terminé de leer —creo que por segunda o tercera vez— el discurso que Bob Dylan escribió en agradecimiento al Premio Nobel de Literatura 2016. Un grupo de chicas en bikini alzaban una botella de whisky, etiqueta negra —medio vacía, medio llena, como quieran—, la pasaban muy bien. Tres de ellas se fueron con la botella y un chico a una habitación. Esa es otra historia.

En su discurso, Bob Dylan decía sobre WilliaM Shakespeare: «Cuando escribía Hamlet, estoy seguro de que estaba pensando en muchas cosas diferentes: “¿Quiénes son los actores adecuados para estos papeles? ¿Cómo debería hacerse esto? ¿Realmente quiero establecer esto en Dinamarca?”. Su visión y sus ambiciones creativas estaban sin duda en la vanguardia, pero también había asuntos más mundanos que considerar y tratar. “¿Cómo será la financiación? ¿Hay suficientes asientos para el público? ¿Dónde voy a conseguir un cráneo humano?” Apuesto a que lo más lejano de la mente de Shakespeare era la pregunta: ¿es esto literatura?»

He conocido a muchos escritores y músicos que a veces se rompen la cabeza, preguntándose ¿rimará este verso con el otro?, ¿qué técnica literaria puedo aplicar para esta escena?, ¿cómo organizo los capítulos de una novela?, ¿y si la toco en mi menor o en sostenido? Se hacían tantas preguntas que jamás terminaban por escribir o componer algo. Desde luego, existen técnicas o trucos que uno aprende, pero no son el fin en sí mismo del arte que se realiza.

Cuando era un adolescente asistí a varios talleres de escritura donde escritores como Oswaldo Reynoso, José Antonio Bravo —que no estaba de ánimo para firmarme su libro—, J.B. Adolph, y otros compartían sus experiencias como escritores. Bravo repartía unas hojitas con una lista de adjetivos, sustantivos y predicados que podían servirte para describir una situación. La perdí el mismo día. Los chicos y chicas que asistían preguntaban qué debían hacer para escribir un cuento, una novela, cómo se hizo tal o cual cosa. Muchos años después, un amigo, un viejo lector, con quien cocinamos algunas veces los fines de semana, me decía: “No te pierdas en cojudeces, solo siéntate y escribe como si estuvieras hablándole a otro”. No creo haber escuchado un mejor consejo.

En este último viaje no había dejado de tomar apuntes desde el momento en que subí al avión. Las situaciones alrededor, el vuelo, las primeras sensaciones y cosas que veía del aeropuerto hacia el centro de la ciudad. Era una forma de mantener frescos los detalles en mi memoria. He empezado a escribir una novela y he puesto a un lado las técnicas y tantas cosas que me detenían. Me siento más feliz y cómodo. Les dije a unos amigos que no sabía si al final este libro podría ser considerado una novela, me lo he preguntado varias veces. Pero mis amigos me dicen: “Escríbelo, olvídate si es o no es una novela, o un reportaje. Tú solo escribe”.

Una vez, no sé qué tan cierto sea, vi una película sobre la vida de Serge Gainsbourg. En una parte, este le preguntaba a un guitarrista en qué nota o acorde debía cantar? El tipo le respondió: “Tú solo cuenta una historia. Olvídate de las notas o claves”. Yo continúo apuntando algunas ideas. Abro el diario y leo que un avión se estrelló contra un cerro en Villa María del Triunfo y me pregunto qué hubiera hecho yo si fuera el piloto. Y de pronto ya está surgiendo un nuevo cuento.

Irving Wallace, uno de mis autores favoritos, decía que se había impuesto el reto de escribir un número de palabras por día; Dostoievski podía meterse en el personaje hasta perderse entre la ficción y la realidad. Un libro escrito por Stefan Zweig describe el proceso creativo de algunos grandes de la literatura. Como dice Bob Dylan, ¿se habrán preguntado alguna vez si lo que escribían era literatura? Creo que su mente estaba ocupada en la cristalización de su obra.

«Ni una sola vez he tenido tiempo de preguntarme: ¿son mis canciones literatura?», dice Dylan casi al final de su discurso. Muchas veces se leen las obras de grandes autores, y escucho a otros lectores preguntarse ¿cómo escribió eso?, ¿qué técnica empleó? Luego aparece un crítico y dice: aquí empleó tal o cual técnica o recurso literario. Yo creo el primer paso es sentarse y escribir.

Arturo Valverde

 
Arturo Valverde
15 de diciembre del 2016

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