Raúl Mendoza Cánepa

Si Zuckerberg hubiera nacido en el Perú

Si Zuckerberg hubiera nacido en el Perú
Raúl Mendoza Cánepa
18 de octubre del 2016

¿Cómo hacer para que nuestras ideas se conviertan en capital?  

Juan José Garrido (director de Perú21) cita en un buen artículo una interrogante del economista Xavier Sala-i-Martin: “Si Mark Zuckerberg, el creador de la red social Facebook, hubiese nacido y vivido en el Perú, ¿habría podido crear y llevar a cabo su idea?”. Garrido señala: “Para Sala-i-Martin, la innovación es el resultado de estas dos cosas: tener ideas y poderlas llevar a cabo”. Para Garrido, Gastón Acurio es un “cisne negro”, produce ideas y las implementa. El análisis de Garrido se centra en la tramitología, incluso en las dificultades para contratar y despedir a un trabajador. También considera el bajo nivel educativo.

No pierdan de vista esta conjunción: “producir ideas e implementarlas”. No niego que la sobrerregulación es un factor de resistencia y que la educación no es la óptima, pero las grandes ideas son patentes de individuos aislados con estructuras rudimentarias en el origen. Recuerden a Bill Gates abandonando la Universidad para crear desde un garaje el más grande emporio informático, Microsoft. Lawrence Ellison, fundador de Oracle, no concluyó la escuela ¿Tiene usted una Dell? La educación de su creador no fue la clave. Retrocedamos hasta Henry Ford y sus modelos T, o hasta Edison y sus múltiples ensayos. Voluntades individuales y genios creativos al margen de la academia. Lo importante en todos estos casos es que la creatividad llamó la atención y generó un marco de respaldo institucional y utilidad comercial. No se trataba de costos de la legalidad o de empleo, sino de convertir la idea en capital.

Sabemos lo difícil que es contratar a un empleado y lo complicado que es despedirlo, pero un productor de ideas no se detiene en tales detalles. Más tomando en cuenta que muchas de esas ideas se han convertido en prósperas empresas transnacionales, incluso en aquellos países en los que las regulaciones y dificultades para invertir, para “contratar y despedir” son tangibles. Entonces ¿Cuál es la clave? Para empezar, dudo que Gastón Acurio sea un rara avis creativo, quizás sí sea el más mediático. Varias grandes ideas en el Perú han logrado concretarse en empresas exitosas, aunque nuestra línea creativa tiene otro tipo de consumo.

Los peruanos crean arte, comida e innovan en el gusto inmediato de la gente, pero poco en aquello que constituiría una inversión en gran escala. He asistido a talleres de robótica y es notable el ingenio. Sin embargo, agenciarse de tecnología requiere mucho más que un ejercicio de ingenio, requiere capital e insumos ¿Me financiaría el Banco de Crédito un proyecto robótico o un invento revolucionario? Serían rarezas ¿Las ideas no venden en el Perú? ¿Podrían negociarse en el extranjero? ¿Qué normas o instituciones debemos fortalecer para que las grandes ideas se trafiquen dentro y fuera, y finalmente se implementen? Una idea exitosa bien promovida puede lograr grandes efectos, al margen del tipo de regulación nacional o contratación laboral. Convendría leer Inventos peruanos patentados y su exitosa comercialización (editado por Indecopi). Son inventos simples pero exitosos. Lo importante sería ampliar el espectro de especialización y la técnica de marketing que se puede adoptar para que sean negociables dentro y fuera del país.

Indecopi menciona la tranca de seguridad con accionamiento de chapa y demás mecanismos para puertas, creados por Víctor Cánepa, en Cantol. Hay otros, como el grifo ahorrador o el adaptador universal para enchufes. Se menciona el perforador de vidrios, de José Vidal Martina; el cerrojo actuado por llave magnética, de Dagoberto Trujillo; el procedimiento para neutralización de aguas ácidas mediante el uso de relaves mineros de Smallvill S.A.C; el camión fábrica para gasificar una emulsión matriz (Minco); el precinto de seguridad del tipo fijo de cierre simple (Corporación Sealer); el tablero electrónico para el montaje de interruptores termomagnéticos de anclaje en riel (TJ Castro SAC); entre muchos otros. Ingenio peruano, aunque no tan mediático ni marketero como el de Gastón.

Quizás el fortalecimiento de Indecopi u otra entidad en este rubro contribuya a que las ideas se conviertan en capital, sin perjuicio de un buen sistema de patentes. Sin minimizar la sobrerregulación, quizás debamos mirar más allá de donde solemos mirar. En el Perú, las ideas pasan desapercibidas porque no son capitalizables. Quizás la clave sea la intermediación para que las ideas se tornen en productos negociables, marcas o empresas. Ingenio no falta, capacidad para alcanzar altas escalas tampoco. Volteándole la tortilla a Mao, “salvo el capital, todo es ilusión”.

 

Raúl Mendoza Cánepa

Ilustración: Giovanni Tazza
Raúl Mendoza Cánepa
18 de octubre del 2016

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