Eduardo Zapata

Si van a la playa, ¡hagan lo que les dé la gana!

Si van a la playa, ¡hagan lo que les dé la gana!
Eduardo Zapata
12 de febrero del 2015

Crítica a la exacerbación de los resentimientos sociales en nuestra sociedad. 

A propósito de un supuesto caso de ´discriminación´ en Ancón, una prestigiosa conductora de TV hizo el ´libertario´ llamado a la conducta (sic) que titula esta nota. Llamado al cual se sumó una funcionaria de la Defensoría del Pueblo que –muy cínica y libertariamente también- dijo que el uso de las playas “es irrestricto”. 

Imagino que las expresiones de estas señoritas deben haber estado condicionadas por la presión de una prensa que –faltando al rigor periodístico- no vacila en transitar los senderos del espectáculo. Y condicionadas también por la corriente de seguir lo que –se cree- es “políticamente correcto”. 

Porque lo cierto es que el uso de las playas –como el de todo espacio público- está sometido a las ordenanzas municipales y estas no solo DEBEN ser cumplidas por los ciudadanos, sino que también es deber ciudadano ayudar a que se cumplan. 

Soy testigo de excepción del día a día del balneario de Ancón. No lo “veo” por televisión y, por supuesto, tampoco presto atención a las denuncias periodísticas sesgadas cuya finalidad es VENDER a través del facilismo de acudir a levantar y explotar resentimientos populares. 

Publiqué algo de esto en mi Facebook. Y se me decía que “había videos” donde se impedía a la gente (con comida y bebida, cosa prohibida) ingresar no a la playa, sino al malecón. Bueno, imagino que se trata de una ingenuidad, pues del malecón a la playa median exactamente cuatro escalones. Por otro lado, también está prohibido beber licor en los malecones como también está prohibido desplegar allí y sin permiso, como en cualquier espacio público, ollas y platos descartables. 

Pero me interesa subrayar otra cosa. Señalaba también en mi Facebook que el espacio playero de Lima era el mismo de cuando la ciudad tenía un millón y medio de habitantes. Y que ahora éramos ¡diez millones! Urge, pues, ampliar la frontera playera. 

Pero esto mereció el silencio de los más, si no la acusación de que “ese no era el tema”. ¿Tan conformistas nos hemos vuelto, tan insensibles ante las verdaderas necesidades de la gente, tan cortoplacistas? ¿O es que plantear esa urgencia de ampliar el espacio playero NO VENDE y lo que vende es el espectáculo de alimentar odios y resentimientos o lo que vende es un discurso de ´discriminación´ que cuenta con recursos financieros internacionales? 

Alguna gente desinformada y seguro de buena fe puede haber comprado estas denuncias/espectáculo. Quien conozca el asunto directamente y no viva de “clichés”, “discursos políticamente correctos” repetidos en forma de like o no viva de financiamientos “pro denuncias”, difícilmente podrá ponerse del lado de la mentira o las medias verdades interesadas y subalternas 

¿O acaso ampliar la playas públicas –y dotarlas de todos los servicios- no es un DERECHO de la gente que se dice defender? ¿No es acaso una profunda discriminación cerrar los ojos –y hasta decir “no es el tema”- negar esta urgencia para millones de limeños. 

Tal vez la mía sea una mirada ingenua. Porque quizá de lo que ya se trate es de atizar odios y resentimientos, enfrentar a unos contra otros y preparar el terreno para –esta vez sí- la “verdadera gran transformación”. Con otra careta claro está, pero alentada por los mismos que la traicionaron. 

Por Eduardo E. Zapata Saldaña  
12 - Feb - 2015  

Eduardo Zapata
12 de febrero del 2015

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