Eduardo Zapata

Se te pasó el tren

La devaluación de la palabra pública

Se te pasó el tren
Eduardo Zapata
11 de enero del 2018

 

“Se te pasó el tren” es una expresión coloquial que aludía –en principio— a hombres y mujeres que, llegados a una edad, “debían” haberse casado. Con el tiempo, esta expresión pasó a significar cualquier ocasión perdida por no haber tomado una decisión a tiempo.

Anteayer ha jurado un nuevo gabinete ministerial, luego de un período excesivamente largo que hacía más que evidente la desconfianza de posibles candidatos a ser ministros. Y es que muchas personas de diferentes niveles sociales y distintos niveles de estudios y profesiones, han tenido temor —escrúpulos, dirían otros— respecto a la palabra de quien los convocaba a determinado cargo.

Ocurre que apenas a año y medio de gobierno, la palabra presidencial, realmente, vale poco. Está devaluada. Curioso que un hombre como PPK, sabedor de lo que significa una devaluación económica, no repare en que también existe una devaluación de la palabra pública. Y la palabra presidencial ha sufrido un gradual proceso inflacionario que ha terminado por devaluarla. Se han puesto en circulación muchas palabras oficiales sin respaldo.

El Presidente es la locomotora de aquel tren que debíamos haber tomado oportunamente. Cuando fue electo. Lamentablemente, y ante la opinión pública, los dos primeros ministros que hemos tenido hasta ahora —los llamados a conducir ante la ausencia de la palabra presidencial— también sufrieron el desgaste de su palabra. Por extensión de aquella del Presidente.

Con la ratificación de la señora Mercedes Aráoz se ha sellado —ante la opinión pública— una inercial continuidad de la nada. Que también por extensión de la palabra devaluada, alcanza al gabinete en su conjunto.

Como Gobierno, se pasó el tren. Como país ya tendríamos dos períodos democráticos consecutivos económica y socialmente desperdiciados. Aun cuando los indicadores económicos puedan mejorar, sobre todo por los buenos vientos de la economía internacional, el mejoramiento de nuestro PBI —lo dicen los economistas— alcanzará, en el mejor de los casos, a un número que seguramente podrá ser aplaudido por algunos, pero que no será suficiente para la mayoría de ciudadanos. A fin de cuentas estamos ante el mismo Presidente o locomotora y ante la misma Primera Ministra que no pudo conducir al gabinete saliente.

Queda solo confiar en la calidad y profesionalismo de algunos ministros. Que empiecen a llenar las páginas del libro de una gestión que, hasta ahora, permanecen en blanco.

Hay aparentemente un nuevo tren, es cierto. Pero si la locomotora es la misma y la conductora también, es triste decir que para las urgencias de la mayoría del país se nos pasó el tren.

 

Eduardo Zapata
11 de enero del 2018

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