Dante Bobadilla

Saavedrismo progresista

Saavedrismo progresista
Dante Bobadilla
01 de diciembre del 2016

Mitos y caballos de Troya en la defensa del Ministro de Educación

Resulta conmovedor ver al Frente Amplio de Defensa Mediático del ministro Saavedra. Es un fenómeno inédito. Yo, al menos, no recuerdo haber visto jamás tanto amor por un ministro. ¿A qué se debe? No me vengan con el ridículo cuento de que Saavedra es lo máximo, el hombre ideal para transformar la educación en el Perú. A otro perro con ese hueso. Ni siquiera es educador. Es tan solo un burócrata de organismos internacionales. Me parece que en su defensa hay una razón de fondo, un mito de batalla y un caballo de Troya. Veamos.

La razón de fondo es siempre el dinero. El ministro Saavedra ha sido pródigo en la repartija, tanto en gasto publicitario como en contratos de asesoría. Y ya sabemos quiénes son los beneficiados. Por eso mismo la primera línea de defensa del ministro ha estado a cargo de la real opinología caviar y la ya tradicional prensa mermelera, incluyendo websites y redes del progresismo. También cabe mencionar a la jauría rabiosa de los típicos idiotas del antifujimorismo patológico, que se oponen a todo lo que salga de la bancada fujimorista, sea lo que sea.

El mito de batalla es que “se quieren tumbar la ley universitaria”. Es bastante patético creer que una ley cambiará la realidad de la universidad al margen de lo demás. Pero es la mentalidad que prima en un país sumido en la mediocridad. La universidad es un fiel reflejo del país, no es que sea peor que lo demás. Es tan mediocre como cualquier otra cosa: el deporte, la política o la prensa. No vamos a mejorar solo la universidad como si fuera una isla, especialmente cuando se apela al clásico refrito de encargarle la misión a una entidad burocrática. Hasta la ley es mediocre, pues sigue el pensamiento clásico de que “solo la burocracia salvará al Perú”, cuando lo que vemos en la realidad es que todo lo que tiene en sus manos el Estado es un desastre total. Así que ese mito de que la ley Mora y la SUNEDU son la gran solución para la universidad peruana es para reírse.

Hubiera preferido intentar algo diferente y nuevo, como darle a las instituciones académicas de la sociedad el rol central de la gestión de la calidad universitaria, antes que encargarle todo a una casta de burócratas ajenos al tema en la SUNEDU. ¿Por qué, por ejemplo, los colegios profesionales no se ocupan de velar por el plan curricular de la carrera que les corresponde, y son ellos los que lo aprueban y supervisan? ¿Quién mejor y más interesado que ellos? La ley Mora tiene mucho para ser mejorada. Y tendrá que hacerse con o sin Saavedra de por medio. De modo que ese rollo de que se quieren tumbar la ley universitaria es solo otro cuento para bobos.

El caballo de Troya es el contenido curricular que ya ha sido denunciado por incluir temas de la llamada “ideología de género”. Al margen de si hay o no tal ideología, lo cierto es que se trata de una ocupación bastante ociosa concientizar a los estudiantes en cosas que son parte del desarrollo natural de todo ser humano. No hace falta que el Estado nos enseñe a “reconocer nuestro cuerpo”, a “experimentar los cambios” y “enfrentar nuestros sentimientos”. Para eso se basta uno mismo, la familia y los amigos. Es parte del crecimiento de cualquier persona. A menos que quieran direccionar las cosas en algún sentido, a partir de la tesis de que “el género es una construcción sociocultural”. Claro que toda esta literatura ociosa tiene amplio apoyo de la UNESCO y demás instituciones repletas de burócratas progres iluminados.

Ahora resulta que también existen unos llamados “derechos sexuales” y, por lo tanto, “el Estado está llamado a cuidar y proteger”. O sea que ahora el Estado se mete en nuestros calzoncillos, y la escuela nos enseñará cómo colocarnos un condón o las técnicas para masturbarnos. Parece pues que estamos en una época de papanatas. Es la consecuencia de mantener a tanto zángano en organismos internacionales que se dedican a escribir, y hoy se irrogan la autoridad para dictarnos pautas de vida en todos los campos, incluyendo la metodología educativa del Minedu. A propósito, ¿no era que Saavedra venía de uno de estos organismos internacionales repletos de iluminados de cartón? Todo cuadra.

Dante Bobadilla

Dante Bobadilla
01 de diciembre del 2016

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