Javier Agreda

Rodolfo Hinostroza (1941-2016)

Rodolfo Hinostroza (1941-2016)
Javier Agreda
02 de noviembre del 2016

Poeta emblemático de la generación del sesenta

El 2016 está siendo sumamente cruel con los escritores peruanos. En los primeros meses del año murieron tres apreciados poetas: Eduardo Chirinos (Lima, 1960), José Pancorvo (Lima, 1952) y Américo Ferrari (Lima, 1929). En los siguientes meses perdimos a tres muy buenos novelistas: Miguel Gutiérrez (Lima, 1942), Oswaldo Reynoso (Arequipa, 1931) y José Antonio Bravo (Tarma, 1937). A ellos se suma ahora el poeta Rodolfo Hinostroza, Premio Nacional de Cultura 2013 y una de las voces emblemáticas de la brillante generación del sesenta, quien falleció en la madrugada de ayer en el Hospital Arzobispo Loayza, a los 75 años de edad.

Nacido en Lima, el 25 de octubre de 1941, Rodolfo Hinostroza vivió parte de su infancia en Huaraz. Concluidos sus estudios escolares ingresó a la Universidad de San Marcos, donde pronto se integró al grupo de jóvenes escritores de la generación del sesenta, participando activamente en las iniciativas del grupo. Fue así que viajó becado a Cuba, junto con Javier Heraud, donde vivió la llamada “crisis de los cohetes” (octubre de 1962), una experiencia que se convertiría en el eje de su primer poemario Consejero del lobo (1965). Un debut más bien tardío para un poeta de su generación (Heraud, Cisneros y Lauer publicaron sus primeros libros antes de los veinte años de edad), pero que por eso mismo lo mostraba como un autor maduro, que aprovechaba muy bien las enseñanzas de poetas como Ezra Pound, Saint-John Perse y T. S. Eliot.

El segundo libro de Hinostroza, Contra natura (1971), fue publicado en España y es el punto más alto de su obra literaria, además de uno de los mejores poemarios peruanos del siglo XX. Es un libro de difícil lectura y en el que se integran —de una manera que hoy calificaríamos de posmoderna— las citas y referentes literarios, los pasajes de intenso lirismo, y los más diversos símbolos, desde matemáticos hasta zodiacales. Sin perder calidad literaria, los poemas se van haciendo cada vez más complejos y herméticos. De ahí que los más conocidos y antologados poemas de este libro sean los primeros: “Gambito de Rey” e “Imitación de Propercio”.

Luego de ese poemario, y ya radicado en París, Hinostroza se dedicó a explorar otros géneros, literarios y no literarios. En 1979 publicó la novela Aprendizaje de la limpieza, que recreaba su experiencia psicoanalítica. En los años ochenta volvió a Lima, y comenzó a escribir cuentos, uno de los cuales —El Benefactor (1987)— obtuvo el prestigioso Premio Internacional Juan Rulfo. Posteriormente reuniría todos sus relatos bajo el título de Cuentos de Extremo Occidente (2002) y Cuentos incompletos (2009). También en los ochenta comenzó a escribir obras dramáticas, entre las que destaca Apocalipsis de una noche de verano (1987), basada en una obra de Shakespeare. Esta faceta creativa está reunida en el libro Rodolfo Hinostroza. Teatro completo (2009).

Más de treinta años después de Contra natura, Hinostroza publicó un nuevo poemario: Historial de Casa Grande (2005). Se trataba de textos mucho más personales y testimoniales, en lo que el autor contaba la historia de sus padres, tíos y abuelos. Los poemas eran mucho más sencillos que los de los libros anteriores, pero también más intensamente humanos. En ellos se sentía ya la proximidad de la muerte, especialmente en los poemas “Los huesos de mi padre” y “Con el sol en los órganos”.

 

Javier Ágreda

 
Javier Agreda
02 de noviembre del 2016

NOTICIAS RELACIONADAS >

Centenario de Jorge Eduardo Eielson

Columnas

Centenario de Jorge Eduardo Eielson

Hace exactamente un siglo, el 13 de marzo de 1924, nació en Lim...

11 de abril
Peruvian fiction

Columnas

Peruvian fiction

Con La lealtad de los caníbales (Anagrama, 2024) Diego Trelles ...

05 de abril
En agosto nos vemos

Columnas

En agosto nos vemos

Diez años después de la muerte de Gabriel García ...

22 de marzo

COMENTARIOS