Guillermo De Vivanco

Requiem por Venezuela

Requiem por Venezuela
Guillermo De Vivanco
15 de enero del 2015

¿Caída del precio del petróleo arrastrará a su paso con el autoritarismo?

En una reunión a la que asistió Ayn Rand, en 1926, justo antes de partir para Norteamérica, huyendo de la Rusia soviética, un amigo ruso le dijo: “Cuando llegue allí, dígales que Rusia es un inmenso cementerio y que todos estamos muertos”. Seguramente este comentario inspiró el título que tendría su primera novela: Los que vivimos. Comenzó el libro cuando tenía 25 años, y más que una obra sobre la Rusia soviética, trata sobre el hombre contra el estado (…) Es una historia de la Dictadura, de cualquier dictadura, en cualquier lugar, en cualquier época. La dictadura, escribe en su diario, “aplasta a un país y extingue toda vida, toda acción, hasta el aire”.

Algunos años después escribiría su obra cumbre “La rebelión de Atlas,” cuyo título original es Atlas Shrugged, publicada en Estados Unidos en 1957. El libro narra una rebelión en la que los grandes empresarios de Estados Unidos se rebelan contra el estado y los políticos y realizan un lock out paralizando el país a la vez que se refugian en las Montañas Rocosas, hasta que el caos económico vence a los políticos y les permite a aquellos tomar el poder.

Escribirla le llevó 13 años de absoluta dedicación, el discurso central de la obra que en total tiene 55 páginas, le demandó más de tres años de intenso trabajo. Vivió la revolución Bolchevique de 1917 y el empobrecimiento familiar, así como la persecución implacable del régimen comunista sobre la sociedad. Denunció a través de su testimonio la falacia, crueldad, cinismo e hipocresía de todo sistema totalitario. Casi 60 años después de haber sido escrita, me parece leer en ella la historia reciente de Venezuela. El ser humano sacrificado, no como un fin en sí mismo sino como un medio a los fines socialistas.

A Venezuela se le acabó el boom petrolero. Es gravísima su dependencia de un sólo producto: 95% de sus exportaciones son petróleo. El precio ha caído a la tercera parte de su valor en tan solo 7 meses. El espectacular aumento de la producción en Estados Unidos (cinco millones de barriles adicionales/día) equivalente a la producción de Venezuela y de Irán juntas, así como el abaratamiento de los costos de producción y la sobre-oferta explican la caída. También el surgimiento de energías alternativas nos hace vislumbrar un mundo donde el petróleo difícilmente volverá a ser el protagonista de la producción y riqueza mundial. Bien para unos, muy mal para otros.

A Venezuela no la ataca el mundo en una guerra económica, ni a Maduro lo quieren envenenar, como un pajarito le sopla al oído. No es la oligarquía, la derecha, la prensa libre, los empresarios conspiradores o enemigos fantasmas los que traen el caos económico a su sociedad. Lo trajeron los venezolanos adormecidos en sus pozos petroleros, encantados del populismo chavista.

La economía no se maneja con leyes. Si faltan dólares entonces no hay como abastecerse de alimentos, medicinas o materias primas importadas; las fábricas no producen, ni los comerciantes importan productos. Los venezolanos eligieron vivir este caos cuando apostaron por el socialismo y por una polarización cargada de violencia y corrupción. Han atacado sin piedad a los impulsadores de la riqueza, han satanizado el sistema capitalista y han destruido  la propiedad privada.

El presupuesto de Venezuela para el año en curso está desfasado, lo hicieron calculando un ingreso que se desplomó. Seguramente recibirán la mitad de lo calculado y será muy difícil que consigan crédito externo por la calificación de riesgo-país que poseen. ¿Harán funcionar la maquinita? El socialismo es una careta mentirosa que funciona sometiendo a las sociedades mediante el terror o comprando votos y conciencias. Se acabó la hegemonía de la OPEP, Maduro fracasó en su viaje al Oriente, fracasó en generar confianza y paz en su país. Ahora tal vez le pueda pedir préstamos a Cuba, Bolivia, Ecuador o Nicaragua. Y si vuelve a fracasar tampoco podrá resolver su crisis prohibiendo que se tome fotos a las colas. Francamente patético.

 

Guillermo de Vivanco Roca Rey 

(15 - Ene - 2015)

Guillermo De Vivanco
15 de enero del 2015

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