Reformismo chino y ortodoxia peruana

¿Por qué en Patria Roja no puede haber un reformista émulo de Deng Xiaoping?                  

Hace algunos días me atreví a hacer un acercamiento a Patria Roja avizorando las pocas probabilidades que emerja un émulo de Deng Xiaoping entre sus filas. Como la izquierda peruana, por añadidura de la historia, es un abanico de hombres, nombres y partidos “de a peso”, cabe preguntarse si alguien por allí sería capaz de asumir una sincera apertura y reforma sobre los  preceptos de la lucha de clases, el marxismo de viejo cuño, el mercado y la democracia republicana.

Para que brote un Deng desde el colorido mundo rojiverde de la izquierda sería necesaria la presencia del líder pero también del grupo que lo apoye y, obvio, comulgue con la “reforma”. Es un atrevimiento pensar que Deng pudo tomar decisiones trascendentales en la soledad absoluta. Si China es lo que es ahora, no solo es por la actitud de Deng y su llamado a hacer que la “reforma sea también revolución” sino porque además estuvo amalgamado a un equipo de reformadores incapaces de dar vuelta.

La pregunta se cae de madura. ¿Quiénes fueron los reformadores? ¿Sabemos algo de ellos? ¿Qué pensaban -o en todo caso- qué piensan ahora?  En 1979, cuando Deng empezaba las reformas de apertura económica, no había contradicciones en el interior y la puerta hacia la modernización se abría. Curiosamente, ese año Felipe González, en marzo, renuncia -en una jugada sagaz- a la secretaría general del PSOE: O éste renunciaba a Marx o González se alejaba para siempre. Como se sabe el marxismo se extirpó en setiembre de aquel año y González ganó las elecciones españolas. En el Perú, según datos de una desaparecida revista local, un año antes, 1978, existía una constelación de agrupaciones de izquierda. Entre las 34 feligresías oficiales, cada una tenía su santo, su iglesia y su dogma. Todos, eso sí, creían en la revolución marxista. Allí estaban la irreverencia del “entrismo troskista”, el “maoísmo”, la galaxia de los “mires” (MIR CE, MIR VR etc) las “vanguardistas”, los “moscos”, los “albaneses” y otros cuerpos celestes.

En China, en el grupo de revolucionarios reformistas estaba Rong Jiren, el “capitalista rojo”, autor por mandato de Deng de la Citic Group, actualmente el banco de inversión más importante del País del Centro. Allí también estaba el inventor de eso que se llama “socialismo con característica chinas”, quien además ha ayudado a delinear las reformas del presidente Xi Jinping, el economista Wu Jinliang. Éste incluso es más agresivo en sus planteamientos. Hace algunos años, en una sugerente entrevista, señalaba que “la única manera de salir adelante es seguir la receta de las privatizaciones”.  Hoy ha trazado una hoja de ruta para la continuación de las reformas en la que el “mercado tendrá el rol decisivo en el desarrollo de las fuerzas productivas”. Están además Zha Daojiong, economista creyente en que la eficacia del sistema productivo pasa necesariamente por el “mercado”, y Liu Ji solitario precursor de lo que se llama “Estado de derecho con características chinas”.

¿En qué parte de la izquierda peruana encontramos reformadores que pronuncien con tanta soltura palabras como “mercado”, “reforma” o, incluso, “democracia”? Es justo recalcar que ninguno de estos reformadores chinos le prende velas al mercado pero, por lo sucedido en China en estos últimos años (haciendo caso a ese viejo adagio marxista que dice “la práctica es el criterio de verdad”), miedo no le tienen. ¿Por qué entonces la izquierda peruana sí?

Por Iván Arenas
5 - nov - 2014