Úrsula Letona

Reformas para crecer

Las transformaciones que requiere el país

Reformas para crecer
Úrsula Letona
17 de septiembre del 2018

 

Atendiendo a la invocación del premier César Villanueva, hecha en su artículo de El Comercio del día de ayer, en estas líneas aceptamos el debate. El Premier demanda debates para el cambio. Sin duda podemos abordar muchos temas para las reformas que requiere el país; incluidos los planteados por el Poder Ejecutivo, que ya se encuentra en trámite en el Congreso y que vienen siendo objeto de intenso debate. Pero queremos ocuparnos de otros tan o más importantes.

Para invocar a la sensibilidad de la gente, el Premier menciona al niño de nombre Gabriel José —del Jardín 052, Dios es amor, en Tumbes—, que no tiene acceso a una educación de calidad. Al respecto, una primera invocación al Premier es verificar si Gabriel José se encuentra entre el 46% de nuestros niños que padecen de anemia en el país. ¿Por qué la referencia a la anemia? No se trata de simple estadística, porque la anemia se ha constituido en un gran problema de salud pública. Ataca a los más pobres, niños cuya única posibilidad para salir de ese círculo —mediante la llamada “movilidad social”— es potenciando su capacidad cognoscitiva.

Estos niños que enfrentan la anemia ven reducidas de por vida justamente esta capacidad, con lo cual, sumado a una mala educación que reciben del Estado, son condenados a mantenerse transgeneracionalmente como pobres. Un niño afectado por la anemia verá disminuidas sus potencialidades, lo cual es mucho más grave en este siglo del conocimiento y la tecnología, que requiere de personas con mucha capacidad creativa. Y esto es justamente de lo que se les priva a niños como Gabriel José, que además recibe una mala educación (la que les otorga el Estado). Para ponerlo en términos simples: al padecer un niño de anemia, es como si hubiera sufrido un accidente, porque ya no podrá desarrollarse con normalidad en el resto de su vida. Tiene una disminución de sus capacidades. Eso es lo que significa realmente padecer de anemia.

El Premier dice querer lograr “un gobierno desde abajo hacia arriba” y apela a su experiencia y a la del Presidente en el interior del país. Nuevamente solo se trata de falacias. Sin salir del tema de la anemia, veamos que ocurre en el interior del país con este flagelo para nuestra niñez. En Puno, según la OMS, de cada 10 niños menores de cinco años, siete presentan anemia. Pero esta situación de Puno no es anormal; por el contrario, es la regla en el interior del país. En la sierra y selva la anemia llega al 52%. Tampoco es una situación heredada, porque el incremento de la anemia, en parte, es responsabilidad de este Gobierno. En el 2015 había una incidencia de anemia de 43%, y en la actualidad la tasa se ha incrementado al 46%.

Este grave problema de salud pública debiera hacernos generar un piloto para la reforma del sistema de salud pública, para cambiar su enfoque hacia la salud preventiva —atención primaria—, pero este tipo de respuesta estructurales no pueden ser planteadas por este Gobierno. Por ello se mantiene en un asunto de manera monotemática, que el Presidente utiliza para generar confrontación; contradiciendo lo que el Premier afirma en el artículo que nos ocupa, en el que señala: “Tengan la seguridad de que buscamos la unidad y no la polarización”.

Los niños de hoy serán los jóvenes del futuro, que deben tener una mayor y significativa productividad, pues el 70% de la generación actual no accederá a un fondo de pensiones. Por ello, cuando esta generación esté en etapa de envejecimiento, los niños de hoy deberán aportan sustantivamente a la economía del futuro. Para que el Estado pueda subsidiar pensiones para todos aquellos que en la actualidad no la tienen —que son como el 70% de la población— va a requerir de un gran aporte de los niños de hoy.

Pero ¿cómo van ser productivos nuestros niños con los actuales altos niveles de anemia? Un problema que resulta más crítico si se tiene en cuenta que en la sierra y la selva la anemia afecta a 52% de los niños. Esta es nuestra realidad. Y nos enfrenta a un futuro poco auspicioso, no solo para estos niños afectados por la anemia, sino para todo el país. Desterrar la anemia debe ser una cruzada nacional, una lucha que debe obedecer a una política estructural muy profunda en salud y educación, que este Gobierno no ofrece.

Reiteramos que el Ejecutivo se ha mantenido monotemático y confrontacional. Algo que le ha dado réditos políticos al Presidente y que sigue utilizando, además con un tono más agresivo (en ese sentido, su mensaje fue muy claro). Este país requiere más creatividad para los otros problemas, tan o más relevantes que los que él ha propuesto al Congreso. Lo invitamos a plantear esas reformas, las que requieren de mucha creatividad. Pero mi percepción es que eso no va a pasar, que no hay capacidad para ello en este Gobierno.

 

Úrsula Letona
17 de septiembre del 2018

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