Reelección inmediata

Es difícil hacer cambios a mediano y largo plazo en un periodo de gobierno

Algo nuevo cada 5 años

Para los peruanos, pensar en la reelección inmediata no es fácil. Automáticamente se nos viene a la memoria un nombre, Alberto Fujimori; y junto con él miles de palabras y frases que significan perpetración, abuso del poder y corrupción. No obstante, dejando la mala experiencia de lado, ¿será que cinco (5) años son realmente suficientes para ejercer un buen gobierno? En realidad, para lograr cambios que trasciendan en el tiempo serían necesarios unos años más; sin embargo, hoy no es posible.

En varios países del globo la reelección inmediata está permitida. Particularmente, en el continente americano gran parte de los países ha optado por este sistema. Entre ellos se encuentran Estados Unidos, Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador y Venezuela; mientras que Chile, Perú y Uruguay, permiten la reelección no contigua. Asimismo, varios países de Europa también la permiten; sin embargo, ellos cuentan con otro tipo de gobierno, dado que son repúblicas o monarquías parlamentarias, en el cual gobiernan un jefe de Estado y un jefe de Gobierno.

 

¿Es la reelección presidencial inmediata nociva?

Si separamos al grupo de países latinoamericanos de Estados Unidos, podemos darnos cuenta de que la mayoría de los países del primer grupo presentan democracias muy frágiles, problemas de corrupción y son aquellos donde los gobiernos tienen una fuerte actividad regulatoria. Además, muchos de estos países admiten que un mismo presidente gobierne más de dos (2) veces consecutivas. Por el contrario, en Estados Unidos, el presidente solo puede ser elegido dos (2) periodos (Enmienda 22 de la Constitución), sean consecutivos o no: y además presenta una oposición política tan fuerte que tiene capacidad de decisión.

Entonces, ante estos ejemplos, si nos preguntamos si realmente la reelección inmediata puede ser nociva para un país, la respuesta no puede ser concluyente. Los factores necesarios para que no resulte nociva son; tener una democracia constituida y sólida, y que el gobierno no regule excesivamente la economía; ya que se ha demostrado que los países donde los gobiernos actúan como reguladores exhaustivos, son los que menos se desarrollan. Finalmente, uno de los requisitos más importantes es la existencia de una oposición fuerte y con poder dentro del gobierno de turno. Sin embargo, para ello es necesario que existan partidos políticos consolidados.

 

El caso peruano

De los requisitos mencionados anteriormente, Perú no cumple con el más importante. En nuestro país, no existen partidos políticos, sino partidos de oportunidad. Cada cinco (5) años nacen nuevos partidos con nuevos nombres (muchos de ellos propios) o se crean alianzas de dos, tres y hasta cuatro “partidos”; lo que demuestra que no existe un lineamiento ideológico por parte de sus líderes, sino una mera ansia por llegar al poder. La experiencia de Fujimori nos dejó tales secuelas que en nuestra psicología social no aceptamos como válida la reelección inmediata y, además, le hemos asignado una connotación negativa.

En un país democrático como el nuestro, en el que no está permitida la reelección, es muy difícil gobernar y tomar decisiones para resolver los problemas de urgencia si no hay transitividad entre el gobierno saliente y entrante. Cada cinco (5) años no solo cambiamos de presidente, sino también de ministros, directores y alta burocracia estatal, lo cual perjudica el avance hacia los diferentes objetivos que se tienen planeados. Con gobiernos de un solo turno solo se pueden lograr cambios a corto y mediano plazo. Para lograr cambios que perduren en el tiempo se necesitan algo más que cinco (5) años.

Sin embargo, así como al ser humano se le asignan nuevas responsabilidades y beneficios cuando alcanza la madurez, un país que ha trabajado y se ha desarrollado en base a la gobernanza de partidos políticos consolidados puede comenzar a considerar la reelección inmediata como una opción. Por ello, es necesario que se sigan formando nuevos líderes con acceso a una educación de calidad y que en un futuro deseen trabajar por el desarrollo de su país. Muchos de los futuros gobernantes siguen en las aulas en algún rincón del Perú; pero, son los de ahora quienes tienen la obligación de dar el ejemplo y actuar de manera correcta, para que la honestidad y el esfuerzo pasen de ser un hábito a una costumbre. No podemos soñar con tener un Barack Obama si nos falta lograr todo lo que hay tras él.

 

Ximena Retamozo