Daniel Córdova

Reconciliación por el desarrollo

Reconciliación por el desarrollo
Daniel Córdova
15 de junio del 2016

Terminar el divorcio entre política y economía

Tenemos en Palacio de Gobierno a un estadista que no es político. Tenemos en el Congreso de la República a un partido organizado que es mayoría y es oposición. El primero es un prototipo de técnico competente con amplia experiencia en la cosa pública. El segundo es un grupo que responde a una tradición de derecha conservadora que cree en la economía de mercado, como el primero.

Si dejamos de lado la crispación de la segunda vuelta, lo dicho en el párrafo anterior debería ser suficiente para converger en un proceso de fortalecimiento institucional y de acercamiento de la política y la economía. Y no solo saldría ganando el país, sino que se podrían fortalecer políticamente quienes ganaron las elecciones. Tanto así que podrían obligar a la izquierda a moderarse para poder tener alguna posibilidad de éxito en el 2021.

Durante los tres últimos tres lustros la economía y la política han estado divorciadas. Nadie puede negar que la primera ha continuado por el sendero que tomó a inicios de los noventa y que por ende tuvo un desempeño de los mejores en América Latina. Y sin embargo los presidentes han terminado por la pata de los caballos al final de sus mandatos. Humala termina mal. Toledo y García están muertos, por el momento.

El origen de dicho divorcio ha sido una combinación de ausencia de liderazgo político y de visión de desarrollo. En efecto, se creyó que con dejar en manos de técnicos la economía era suficiente. Y lo que se generó fue un debilitamiento institucional progresivo, corrosivo, a veces invisible hasta que alguien ponía el dedo y saltaba la pus.

Así, por ejemplo, se paralizaron grandes proyectos mineros por falta de manejo político y noción de lo que debía hacerse con el desarrollo de las localidades involucradas. Ni un proyecto de desarrollo en el Valle del Tambo, ni una idea fuerza para desarrollar la agricultura en la zona de influencia de Conga. Cero capacidad de “tranzar” con las autoridades locales.

Del mismo modo se abandonó a los gobiernos regionales y a las municipalidades a su suerte. Gobernadores y alcaldes no estuvieron articulados a ningún plan nacional (la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales no fue reconocida) de infraestructura y no fueron incapaces de asumir con solvencia su autonomía. La corrupción en pequeña y mediana escala campeó por doquier.

La inseguridad fue la consecuencia del debilitamiento y mal uso de los servicios de inteligencia. Y del retroceso de la Policía Nacional, una de las organizaciones que ha retrocedido en su sistema de formación a pesar de que el Estado cuenta con más recursos. Comisarías mal equipadas, policías mal pagados, patrulleros en mal estado, en suma un desastre de gestión.

La última vez que la economía y la política convergieron fue con Fujimori, hay que decirlo, guste o no. Fue la última vez que un presidente terminó su mandato con una popularidad alta. Se podrán poner miles de peros pero fue así. Y ello fue el producto de un liderazgo político claro. Menos de una visión de desarrollo pero en ese momento bastó con lo primero y la derrota de Sendero más el fin de la inflación.

Si PPK quiere terminar bien su mandato tendrá que dotarse de equipos que respondan a una visión y tengan liderazgo político, además de capacidades técnicas y por supuesto de honestidad. Que se cuide de dejarse ganar por su tendencia tecnócrata que ya lo hizo de Primer Ministro y no le fue también. Que se cuide más aun de sus amigos lobistas, que Fuerza Popular no le va a perdonar una a ministro alguno.

Y si Fuerza Popular quiere a Keiko en Palacio el 2021, tendrá que dotar a sus Congresistas de capacidad política y de visión de desarrollo. Para ello es fundamental que articulen su discurso alrededor de una ideología clara y sobretodo que ablanden su imagen de autoritarios y corruptos que se han ganado por segunda vez por errores inadmisibles en campaña. Nada fácil cuando se deben mover en la delgada línea que separa a la oposición del cogobierno.

Se debe empezar abandonando los extremos y sentarse a concertar. La reconciliación nos conviene a todos. Ya es hora de que la economía y la política converjan. Y que las instituciones se fortalezcan.

Daniel Córdova
15 de junio del 2016

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