Razonamiento Mínimo Vital

El verdadero costo de aumentar el salario mínimo

Una empresa desea contratar a un recepcionista para sus oficinas y ofrece pagar el sueldo mínimo. Se presentan dos candidatos: Carlos, 18 años, estudiante de contabilidad y Manuel, 30 años, administrador y con trabajos temporales desde que salió de la universidad. El empleador siempre busca la maximización de sus beneficios y es lógico que, si tanto a Carlos como a Manuel tendría que pagarles el mismo sueldo, finalmente contrate a Manuel por tener más experiencia.

Si Carlos le pide al empleador que lo contrate aunque tenga que pagarle menos del mínimo, pues desea un ingreso a toda costa y experiencia para aspirar a un mejor empleo; aunque este tenga toda la predisposición para contratarlo, al pagarle menos incurriría en una contratación informal, lo que devendría en una sanción estatal.

En ambos escenarios, Carlos quedaría desempleado o estaría obligado a desplazarse al mercado informal en donde seguramente trabajaría mucho más, no tendría ningún beneficio social y ganaría mucho menos.

Quienes se perjudican con un control del precio del trabajo a través de una Remuneración Mínima Vital (RMV) son los trabajadores menos productivos, como los jóvenes y los que nunca tuvieron la oportunidad de ir a la escuela o la universidad, o recibir capacitación técnica. Por ello, es necesario entender que la remuneración que recibe un trabajador es un precio y ese precio está en función a su productividad, no en función a lo que el Estado a través de sus burócratas consideren es lo más justo.

Ahora que estamos en período electoral, todos los candidatos presidenciales han ofrecido incrementar la RMV, pues es injusto que los trabajadores perciban tan solo 750 soles. Los más realistas proponen subirlo a 820 soles y los más ambiciosos a 1,500 soles.

Estas propuestas carecen de todo sustento económico. Ninguno político ha tomado en cuenta, por ejemplo, la gran investigación realizada por Miguel Jaramillo del GRADE sobre los “Ajustes del mercado laboral peruano ante cambios en el salario mínimo” en la última década. Jaramillo concluye que un aumento de la RMV: 1. Incrementa la informalidad (el empleo se reduce no solo para aquellos con salario igual a la RMV sino que se extiende hasta 2 veces la RMV y se produce movilidad de la fuerza laboral del sector formal al informal), 2. Empeora la distribución del ingreso (sólo se benefician los trabajadores que ganan por encima del salario mínimo), y 3. No está presente el “efecto faro” a diferencia de otros países (no se elevan las remuneraciones de los que ganan menos).

Otra información que han omitido es que, según datos del BCRP, la productividad promedio del trabajador peruano de baja productividad es de 330 soles, es decir estos trabajadores no alcanzan la RMV vigente, y ahora nuestros políticos pretenden ponerles la valla aún más alta. También, según la Encuesta Permanente de Empleo que realiza el INEI, 16 millones de peruanos forman parte de la masa trabajadora del Perú, de los cuales sólo 4 millones son formales y 12 millones informales. Es decir, un incremento de la RMV perjudica a 3 de cada 4 peruanos.

Existe demasiada evidencia empírica que demuestra que subir la RMV no conviene, y que las políticas públicas deben centrarse en mejorar la productividad del trabajador. Lamentablemente las medidas populistas de nuestros políticos van a condenar a más de 12 millones de peruanos a la informalidad y explotación hasta el día de su muerte.

FERNANDO VIGIL