Quinua quemada

No hay que temer a la competencia, hay que alistarse para competir

A estas alturas de nuestra historia, Perú debería haber aprendido la lección de que dormirse en la tarea de promocionar lo suyo puede costar demasiado caro. Es fácil echarle la culpa de todo a Chile como si para que existiera un daño solo bastara una parte: el daño también existe porque lo permitimos. Francamente no se entiende que la política de promoción de nuestro país no haya considerado la presencia en la Expo Milán de la cual tanto se ha venido hablando en los últimos días.

Promperú ha venido haciendo una tarea importantísima de posicionamiento del Perú en el mundo, que debe ser reconocida y saludada por todos. Pero lo ganado puede irse al demonio de manera muy fácil si es que cedemos espacios importantes. Nuestro país necesita crecer y, para eso, entre otras cosas, necesita turismo. El turismo gastronómico es, y de esto no hay duda, una importante fuente de ingresos, por lo que descuidar ese frente es sencillamente conspirar contra nuestro propio beneficio.

Me gustaría decir también que nunca he sido de los que cree en blindajes frente a la competencia bajo el argumento de que algo es nuestro y solo nuestro. ¿Por qué no cambiar nuestra mentalidad hacia una visión de empresarios? El Perú no debe tenerle miedo a la competencia sino que, por el contrario, debe alistarse para hacerle frente a los intentos de cualquier país de atribuirse como país originario de cualquier producto que estimemos nuestro. Y la forma de hacerle frente es promoviendo una oferta exportable de calidad que no pueda ser igualada por los competidores internacionales.

Debemos concentrarnos en mejorar nuestra oferta y mejorar nuestra estrategia de venta de esa oferta. Darnos el lujo de no aparecer en la foto es el principal pecado. Más allá de la anécdota sobre aquello que Chile venda como suyo, lo más lamentable de la situación es que Perú parece haber perdido por W.O.

Por Gustavo Rodríguez García

06 – Jul – 2015