¿Quién salva el corto plazo y la transición?

Todo indica que la campaña electoral del 2016 se adelantará a este año.

Más allá de la estela de humo que el Gobierno impulsa con un diálogo ineficaz para tapar denuncias de extrema gravedad, como los nuevos indicios contra Nadine Heredia y sus familiares cercanos, el fracaso aparentemente provocado que evita la extradición de Martín Belaunde Lossio (¿habrá renunciado ya el procurador Segura por el papelón ante un ministro desacreditado por lo mismo?), el tapón político en el caso López Meneses, las evidentes irregularidades en la gestión de Mayorga en el MEM, el fracaso de Urresti en Interior, etc; lo que más preocupa es la irresponsabilidad que muestra el régimen para atender los problemas del corto plazo y las condiciones en las que  entregará la posta dentro de 17 meses. 

A guisa de ejemplo pondré dos frentes. Uno es el económico: el poco más de 4% que el MEF proyecta como crecimiento para el 2015 depende de la reactivación de la inversión privada que, se calcula, moverá las ruedas en el segundo semestre. 

El problema es que buena parte de la inversiones requiere eliminar una serie de trabas burocráticas o regulatorias que, a su vez, dependen de cambios legislativos que por ahora ni asoman en la agenda congresal. En todo caso, y he aquí la grave irresponsabilidad del Gobierno, su modificación o eliminación necesita de los votos de quienes el lunes no estuvieron en la foto en Palacio. 

¿Qué reactivación de las inversiones privadas, entonces, aguarda el Ejecutivo?. ¿Será por eso que más de un analista económico proyecta un crecimiento muy similar al del 2014, más pegado al 2% que al 4%?. El otro frente es el electoral/social. Habida cuenta que por la debilidad y el aislamiento al que este Gobierno se viene auto-conduciendo, todo indica que tendremos un temprano arranque de la campaña. Esto supone que a partir de los meses de agosto y septiembre será ocioso esperar decisiones apegadas a lo técnico. Por ejemplo, el incremento del salario mínimo vital anunciado como “gran” acuerdo del pasado lunes es una muestra clara. Casi todos los que se tomaron la foto saben que los incrementos salariales deben ser reflejo de la productividad de las empresas y no de la felicidad creada mediante ley. Tanto que el propio ministro Segura ha puesto en tela de juicio esa “decisión” al opinar que el tema debe ser “debatido”; aunque la señora Jara ya lo da por descontado. 

El aumento de los conflictos sociales (como ya se puede ver) es parte de este segundo frente. El proceso de escalamiento de los conflictos a nivel nacional será un hecho este año y durará hasta poco antes de los comicios del 2016. La razón es clara: en parte de las “plataformas de lucha” anti-inversión o anti-empresas hay un claro cálculo electoral. Pregúntenle sino al ex candidato Humala del 2006 y del 2011 si no las aprovechó. 

Ese es nuestro corto plazo y el contexto de transición que el Gobierno viene desatendiendo irresponsablemente porque su única meta es llegar, y solo llegar, a cualquier precio. 

Por: Mario Saldaña C. (@msaldanac)
12 - Feb - 2015