Nancy Arellano

¿Quién ganó?

¿Quién ganó?
Nancy Arellano
08 de junio del 2016

La credibilidad de la mitad de los peruanos está en juego

En este momento, mientras escribo esta columna, hay básicamente 8.3 millones de peruanos que optaron por Keiko y 8.3 millones que optaron por PPK. La diferencia, menor a 50.000 votos, debe leerse con cuidado, respeto e interpretarse democráticamente. Van cuatro procesos ininterrumpidos y eso es algo digno de resaltar, pero no suficiente para aplaudir ciegamente. Toda democracia es perfectible y la peruana no es la excepción.

Cuantitativamente puede ganar PPK o Keiko, con mayores probabilidades a estas horas de que sea PPK. Pero con una diferencia de menos del 0.5% su victoria está lejos de ser un mensaje de aprobación mayoritaria y cualitativa; más bien debe verse como una señal de alerta y de necesaria revisión del escenario de fuerzas políticas y de la cultura político-institucional.

La polarización, que he mencionado en mi artículo anterior, cuando hablaba de la asimetría en la motivación política, no deja de ser fuente de análisis electoral y postelectoral. La escenario político podríamos dividirlo, si se quiere, en varios grupos:

  • Fujimoristas. Seguidores del estilo de gobierno de Alberto Fujimori, por lo general concebido como pragmático de derecha, populista. Ven en los logros de los años noventa la única posibilidad del momento y creen que los crímenes cometidos fueron daños colaterales, necesarios frente a amenazas más peligrosas como el terrorismo y la crisis económica. Siguen a Keiko Fujimori por lealtad al apellido y reconocen en ella un liderazgo meramente sucesoral.

  • Postfujimoristas o fuerzapopulistas. Seguidores también del estilo de gobierno de Alberto Fujimori. Advierten los errores de la gestión de los noventa, pero creen que son deficiencias ya superadas y que los culpables están pagando sus delitos. Por eso consideran al fujimorismo de hoy como un capítulo nuevo. Siguen a Keiko Fujimori como heredera —con personalidad propia— de Alberto Fujimori, reconociendo en ella un liderazgo labrado.

  • Antifujimoristas. Un sector no partidario propiamente, que ve en el fujimorismo actual una amenaza latente a la democracia. No podemos decir que sea una opción política, pero sí que es un comportamiento político (electoral y de matriz de opinión) que aglutina fuerzas diversas en rechazo al fujimorismo. En líneas generales no reconoce al postfujimorismo, y cree que cualquier validación de este implica asentir vergonzosamente a las violaciones a los DD.HH. y la ruptura del hilo democrático de finales del siglo XX. Apoyan a Pedro Pablo Kuczynski, electoralmente. Dentro de estos:

  • Los antisistema. Por lo general asimilados a la izquierda peruana, los antisistema creen que el modelo económico y político del Perú debe ser reformado en su totalidad, empezando por la Constitución. Están representados por Verónika Mendoza, Goyo Santos y matices varios dentro de sus tendencias.

  • Demócratas liberales. Creen que el sistema político tiene falencias importantes y que el establishment político debe ser reformado, renovado y purgado. No creen en cambios económicos, sino en el apuntalamiento de la formalización y la eficiencia en políticas públicas. En esta línea estuvo la candidatura de Julio Guzmán, que bien podría entenderse como centro derecha liberal. Pero es una opción que aún no cobra un corpus partidario sólido, y que se ha venido expresando electoralmente en líderes como Guzmán y el propio Pedro Pablo Kuczynski.

  • Progresistas partidarios. La centro izquierda peruana ha estado vagamente representada en el siglo XXI por dos fuerzas tradicionalmente antifujimoristas, Apra y Acción Popular. No obstante, del Apra podemos decir que su antifujimorismo, como agrupación, es electoralmente fuerte y políticamente light; así como las posturas progresistas que se han desdicho orgánicamente desde 2006, lo cual ha favorecido a la opción antisistema, que ha capitalizado parte del sector de centro izquierda.

  • Conservadores partidarios. La centro derecha peruana puede identificarse con el PPC; no obstante, gran parte de sus simpatizantes se han inclinado por PPK, de forma utilitaria y al perder el PPC la dinámica de bases. Incluso cabe señalar que hay una parte de los conservadores con el fuerzapopulismo.

 

En resumen, estamos en un escenario fragmentado, en el que la credibilidad de la mitad del país está en juego, y con ello la armonía necesaria. Nunca los países están en perfecta armonía, pero sí en sana tensión. Apartando el porcentaje radical antisistema, que es menor al obtenido por Mendoza y por Santos —pero eso es otro tema a analizar—, más del 80% de la población está de acuerdo en puntos claves del sistema político económico peruano; pero no sucede lo mismo con la forma de gestionar el poder dentro del sistema. Eso es lo que, a partir del 28 de julio, quien ocupe la silla presidencial —sea quien sea— deberá conciliar para recuperar la credibilidad de las mayorías en las bondades del sistema democrático pluripartidista.

Nancy Arellano

@nancyarellano

Analista político y consultor en Politing® y Estrategias de Mercados. Es magíster en Gobierno y Gestión Pública para América Latina de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona (España), especialista en Finanzas Internacionales y licenciada en Estudios Liberales de la Universidad Metropolitana de Caracas (Venezuela).

 
Nancy Arellano
08 de junio del 2016

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