¿Quién cosecha el momento crítico?

Sobre la política y el momento difícil que atraviesa el país

Cualquier observador o analista llegará a la conclusión de que el país no vive un buen momento. Situémonos en la economía. El crecimiento se ha ralentizado, los precios de los “commodities” han caído, el presupuesto público del 2016 es exiguo, el fenómeno de “el niño” amenaza, la inversión privada desciende y la competitividad el país es un tema abierto.

En el terreno político el gobierno nacionalista demuestra aún mayor debilidad. Las presuntas agendas de la primera dama, los constantes ataques a la oposición, la mediatización del caso Oropeza, la judicialización de los adversarios, los visos de corrupción, y un largo etcétera, reflejan la poca capacidad del presidente de gobernar y la fragilidad del manejo político. Debemos añadir a esto el desborde de la inseguridad ciudadana.

Bien, este es el contexto. Nada positivo. El observador y el analista sacarán su cuenta: estamos en un momento crítico. Si el panorama negro de la economía continúa y la política es manejada como hasta ahora, el momento vierte en permanente. No obstante, hay un detalle: hace unos años este momento crítico habría sido el detonante para el surgimiento de una fuerza antisistema muy importante.

Es casi seguro que la izquierda habría visto en este momento una ventana de oportunidad para surgir como una fuerza poderosa con capacidad de llegar a palacio sin alianza alguna. Si Ollanta Humala se habría encontrado con una crisis como esta en el 2011 no se habría visto obligado a girar como lo hizo con la llamada “hoja de ruta”. Su enfoque, programa y discurso tendrían más elementos estatistas semejantes a los países bolivarianos.

Sin embargo, para alegría de tirios y tristeza de troyanos, Humala es el actor del momento crítico. De alguna u otra manera la pésima gestión del gobierno apaga el fuego del reagrupamiento zurdo, descoloca su rearme. Aunque pretenda olvidar, la izquierda llegó al poder con Humala, convivieron hasta hace poco.  Así, a falta de un líder claro, la izquierda no tiene un programa que conecte con las demandas populares.

Los momentos críticos siempre fueron las ventanas de oportunidad para las izquierdas. Sin embargo ahora están en default,  un fin de ciclo, el epílogo de su propio paradigma. Venezuela, Brasil, Bolivia, Argentina y Ecuador pasan por momentos difíciles. ¡Y son gobernados desde la izquierda!

La zurda es incapaz de cosechar el momento crítico, ergo ¿quién lo hace? La política es también el arte de observar. Una buena estrategia nace siempre de una acertada lectura de la realidad. Si para la victoria se necesita construir una mayoría electoral entonces vale preguntarse ¿qué cree la mayoría? Una primera apreciación sugiere que las mayorías populares son continuistas, prefieren el modelo, sino miren al elenco estable: Keiko, PPK, García y Toledo. Una segunda, es que estas mayorías populares se identifican con emociones, nombres, liderazgos antes que ideologías duras o clichés dogmáticos. Una tercera es que en las mayorías populares hay temor a perder lo ganado. La nueva clase media por ejemplo.

Retornar al crecimiento económico, un gran pacto político y acabar con la inseguridad y la delincuencia podrían ser los mensajes recurrentes para quien intente cosechar electoralmente el momento crítico. La izquierda no lo puede hacer, Humala acabó con ella.

Por: Iván Arenas