Tino Santander

¡Quemar sin iluminar!

¡Quemar sin iluminar!
Tino Santander
09 de junio del 2015

Sobre el infantilismo de izquierda y el realismo de las organizaciones campesinas.

Los incendiarios son aquellos que pretenden hacer del Perú una inmensa fogata para destruir todo lo avanzado. Quemar sin iluminar, decía Basadre, en la “Promesa de la vida Peruana”.

En la década de los 80, yo fui un incendiario. El marxismo era mi guía ideológica y creí que la lucha de clases el motor de la revolución. Recuerdo mi peregrinaje por las comunidades campesinas predicando la lucha armada y el socialismo. La Cuba de Fidel Castro era nuestro paradigma. No había otra alternativa más que la revolución violenta.

Los dirigentes campesinos, después de escuchar mis delirantes discursos, decían:“saludamos a nuestro compañero Tino, pero, compañeros, tenemos el punto en agenda: la fiesta de nuestra comunidad y las tareas de los sectores”.  Al final de la asamblea me preguntaba si había aprendido algo de sus debates interminables. Los campesinos me enseñaron que luchan y trabajan por una vida mejor. Tan simple como eso.

Nunca desperdicie la oportunidad de dar mi mensaje “revolucionario” en las asambleas populares urbanas. Las compañeras gritaban: “al punto de la agenda”. El director de debates pedía paciencia y me invitaba a aligerar el discurso. Luego, saludan la actitud “valiente de los universitarios” y seguían en su mundo, organizando la lucha por conseguir servicios públicos, títulos de propiedad, etc. El pueblo tenía otra lógica. Los “revolucionarios” estábamos fuera de la realidad.

La movilización de Vargas Llosa oponiéndose a la nacionalización de la banca generó un repudio inicial. No concebíamos, desde nuestros manuales marxistas. cómo podía patrocinar a los banqueros. Detrás de aquella defensa estaban la “sociología burguesa” y la “filosofía imperialista del libre mercado”.

Vargas Llosa, fue un ladrillazo académico a los “revolucionarios”, que empezamos a leer a Locke, Smith, Tocqueville, la escuela austriaca, Octavio Paz, etc. Era como salir de la caverna de Platón y descubrir otro mundo diferente al marxismo latinoamericano, que era una fe religiosa más que un método de análisis científico de la realidad.

La caída del muro de Berlín, demostró que la revolución socialista era una estafa para la libertad y bienestar de la humanidad. Sin embargo, muchos todavía nos resistimos a  ver a Fidel Castro como un enemigo de la libertad.

Hoy la Cuba revolucionaria que nos enseñó el antiimperialismo militante y socialista, pacta con Estados Unidos. “Interamericanismo democrático sin imperio”, decía Haya de La Torre, en su “Defensa Continental”. Tesis que tildamos entonces de “reaccionaria y traidora a la revolución”. ¡Que equivocados estábamos!

Los Frentes de Defensa y las organizaciones campesinas, reemplazan a los partidos políticos. Son realistas, aunque muchas veces se equivoquen. Saben que defender el medio ambiente es tener agua, desagüe y plantas de tratamiento. Saben que para crear riqueza se necesita infraestructura social y productiva.  Que necesitan títulos de propiedad para tener crédito agrario. Buscan vivir en libertad, ser felices -aunque parezca raro en el Perú- en familia. Claro, tenemos afiebrados (he sido uno de ellos). Pero son una minoría a la que hay que combatir políticamente.

El pueblo es indiferente a los políticos que no ven ni escuchan, menos entienden qué pasa en el país. Algunos gremios empresariales creen que necesitamos capataces más que empresarios, y que pueden mandar a gritos y patadas. Ahora, los incendiarios son otros. No son los agitadores trasnochados ni las organizaciones sociales que demandan progreso. Son los de la burbuja limeña que cholea al Perú, provinciano. La corrupción como forma de vida. La frivolidad palaciega, la falta de institucionalidad democrática. Evitemos que el Perú, se convierta en una inmensa fogata por  la indiferencia de los peruanos.

Por Tino Santander

09 – Jun – 2015

Tino Santander
09 de junio del 2015

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