Guillermo Vidalón

¿Qué se espera el 5 de Junio?

¿Qué se espera el 5 de Junio?
Guillermo Vidalón
03 de mayo del 2016

Que triunfe aquel que proponga cómo lograr mayores niveles de competitividad. 

El 10 de abril, la ciudadanía brindó al país la oportunidad de seguir creciendo, encumbró dos propuestas políticas que creen en el libre mercado y la libre iniciativa privada. No obstante, cualquiera de los dos, Pedro Pablo Kuczynski o Keiko Fujimori, están a la búsqueda de electores para ampliar su espectro de votantes y conseguir el triunfo el próximo 5 de junio.

¿Cuáles son los riesgos?

Caer en el juego de la oposición a ambos, que le solicitan concesiones políticas para respaldarlos en los próximos comicios. PPK o KF tendrán una virulenta oposición de las izquierdas, las mismas que se prometen unidad para el proceso electoral, pero a los pocos días de concluido el mismo precisan que ya no cuentan con un líder o lideresa, sino simplemente con “voceros”.  ¿Podemos imaginar qué hubiese pasado si alguno de los candidatos opuestos al modelo de reducción de la pobreza, Verónika Mendoza o Gregorio Santos, pasaba a la segunda vuelta o, peor aún, si hubiese salido elegido presidente?. Sus “partidarios” los hubiesen tratado de “vocero” de sus respectivos conglomerados; en ese supuesto, perdíamos todos.

Afortunadamente, ése no fue el escenario.  En consecuencia, ninguno de los candidatos que lograron las mayorías relativas le debe algo a las izquierdas, más allá del ejercicio democrático de escucharlas, recoger lo bueno que se halle en algunas de sus propuestas y buscar, en la medida de lo posible, que sus representantes asuman responsabilidad en aquello que eventualmente tengan mayor conocimiento y que así lo considere el próximo mandatario. 

El convocar a algún representante de las izquierdas para que asuma, por ejemplo, el Ministerio del Interior  para encabezar la misión de resguardar el orden público (poner en vereda a los promotores del desacato a la autoridad), luchar contra el narcotráfico y la delincuencia común, representa una gran oportunidad para las futuras ambiciones de cualquiera de sus representantes; y, al mismo tiempo, un presente griego si su incapacidad de gestión lo descalifica en un corto plazo, lo cual representaría una audaz jugada a dos bandas y que llevaría consigo varios objetivos: a) Evidenciar las flaquezas del radicalismo, b) Demostrar a la ciudadanía que la protesta ni la algarada en las plazas públicas son el camino más adecuado para aprender a gobernar. 

Definitivamente, en los puntos centrales de la propuesta del modelo de crecimiento con inclusión social y reducción de la pobreza no hay que ceder. Las izquierdas son variopintas, llenas de ambiciones y no ausentes de corrupción. El hecho de que en cada proceso electoral se presenten bajo una nueva denominación no las hace aurorales y menos virginales.

El próximo 5 de junio, esperamos que triunfe aquel que proponga cómo lograr mayores niveles de competitividad para generar más empleo productivo y promover la formalización del empleo, aún precario que la mayoría de medianas y pequeñas empresas pueden ofrecer. Si se baja la valla para que haya más competidores, la oferta para los consumidores será mayor, más variada y de mayor calidad, la economía crecerá y se acelerará. La consecuencia lógica será consolidar las condiciones de empleabilidad en un sistema, verdaderamente, inclusivo, en vez del excluyente que rige en la actualidad y que las izquierdas defienden en perjuicio de la mayoría de peruanos.

Guillermo Vidalón
03 de mayo del 2016

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