Carlos Arnillas Denegri

¿Qué fue de las promesas viales del Gobierno?

¿Qué fue de las promesas viales del Gobierno?
Carlos Arnillas Denegri
24 de agosto del 2017

Numerosas obras viales paralizadas por el caso Odebrecht

 

Las carreteras se están convirtiendo en verdaderas trampas mortales para la seguridad de los pasajeros; no solo por la falta de un adecuado mantenimiento, sino también porque ambiciosos proyectos viales han quedado inconclusos. Esto debido a que nuestros cuatro últimos gobernantes dejaron en manos de Odebrecht, y sus socios nacionales, la responsabilidad de ejecutarlos a lo largo y ancho del territorio nacional.

Uno de esos ambiciosos proyectos que han quedado a medio realizar es la carretera Huaura - Oyón - Ambo - Yanahuanca, cuyos primeros 150 kilómetros fueron concluidos durante la gestión de Ollanta Humala. Quedaban pendientes otros 150 kilómetros —de Oyón a Huánuco—, que demandarían una inversión de US$ 300 millones, y que serviría de vía alterna a la Carretera Central, en la que los deslizamientos de los cerros y la caída de los huaicos son pan de cada día en los meses de verano. Se evitaría así paralizar el centro del país ante estas contingencias.

La conclusión de las obras viales de Huacho a Huánuco no solo permitiría unir el oriente con la costa peruana —en solo cinco horas—, sino que además integraría a Pucallpa y toda la macrorregión Centro, gran despensa agrícola de la capital de la República. Se reducirían significativamente los fletes, se ahorraría tiempo y se descongestionaría considerablemente la Carretera Central, además, podría continuarse con la integración de Pucallpa con Cruzeiro do Sul (Brasil).

Al inicio de este gobierno, tanto Pedro Pablo Kuczynski como Martín Vizcarra prometieron a los gobernadores regionales de Lima, Huánuco, Ucayali, Junín, Pasco y Huancavelica la continuación de este importante proyecto vial. Odebrecht fue seleccionada para realizarlo, hasta que estalló el escándalo y se paralizó esta obra de poca inversión, pero de mucho impacto. Más importante incluso que proyectos como los Panamericanos, que contará con una faraónica Villa Olímpica en Villa El Salvador, con canchas de golf, rugby, polo, béisbol y otros deportes que se practican muy poco en nuestro país. A esa obra hay que sumar la Refinería de Talara y otros elefantes blancos que el actual régimen se empeña en concretar.

Cabe mencionar que el síndrome Odebrecht también extendió su manto negro a otra importante obra de infraestructura vial, como la carretera Ancón - Huacho - Pativilca, que incluye el serpentín de Pasamayo, con una extensión de 182 kilómetros. Para la culminación de los trabajos solo falta un 20%, pero la concesionaria Norvial —socia de Graña y Montero y JJ Camet— no continúa con el proyecto por adeudos no cancelados por la firma brasileña.

El año que dura la paralización de esta obra vial —de acuerdo a las estadísticas policiales— ha generado innumerables accidentes de tránsito por falta de señalización, de construcción de puentes peatonales, pasos a desnivel, intercambios viales y calzadas. Dicha paralización ha cobrado, hasta el momento, la vida de 17 personas y más de un centenar de heridos, particularmente en el tramo comprendido entre Huacho y el Puente Pativilca, donde hay regados enormes bloques de cemento que en la noche se convierten en trampas mortales para los transportistas, incrementando el número de víctimas por la falta de señalización.

Otra promesa de campaña de PPK, que incluso motivó su viaje a la China, fue la construcción de un “Tren de cercanías” de Barranca a Ica, que se integraría con otras importantes obras viales, como el tramo 2 del Metro de Lima. Sin embargo, todos esos buenos propósitos, que ayudarían enormemente al desarrollo nacional, han quedado en el olvido porque lamentablemente el día a día mantiene ocupado al Gobierno.

Las huelgas médicas y magisteriales, el efecto Odebrecht y los estragos causados por El Niño costero han tenido efectos devastadores para el actual régimen; lo que aunado a los desencuentros políticos —producto de su impericia en esta materia— vienen poniendo en vilo la estabilidad democrática y paralizando al país. La economía requiere un mínimo de tranquilidad social, pero —sobre todo— reglas de juego claras y estabilidad jurídica. Ojalá que el Gobierno recupere la ecuanimidad y retome el camino de la sensatez, para recuperar el tiempo perdido.

 

Carlos Arnillas Denegri

 
Carlos Arnillas Denegri
24 de agosto del 2017

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