Alfonso Baella

¿Qué fue de la agenda nacional?

¿Qué fue de la agenda nacional?
Alfonso Baella
09 de enero del 2015

Sobre el enorme despliegue mediático dedicado a Belaúnde Lossio y Urresti

La cantidad de minutos y centímetros cuadrados que los medios tradicionales dedicaron los últimos treinta días a Martín Belaúnde Lossio y Daniel Urresti es impresionante. No importa si fue para atacarlos o defenderlos; ni siquiera si es verdad, mentira o cortina de humo. La cobertura no se compara siquiera con la campaña más importante realizada en el Perú por marca alguna. Puedo estar equivocado pero es mi percepción.

Si usted leyó las primeras páginas de los 20 diarios más importantes, escuchó las cinco radios principales y vio los cinco principales canales de televisión, y a través de ellos, sus portadas informativas o sus secciones estelares, reconocerá que, súbitamente, la agenda se centró prácticamente en los dos personajes. Cualquier sobremesa o conversación en familia o en el trabajo, es muy posible que directa o indirectamente, generara una toma de posición o hasta un pronunciamiento personal ¿Qué opina de Belaúnde Lossio (MBL) o de Daniel Urresti (DU)?

Así, la Navidad pasó desapercibida y el Año Nuevo fue casi imperceptible con el jaleo de fin de año en el que participaron estelarmente fiscal, prófugo y ministro. Estos tres, sazonados con una ley, a esta hora muerta, como la “Pulpin”, y este o aquel distractor adicional.

Ahora bien, la impresión es que pugnan, por lo menos, dos fuerzas. La oposición que busca descubrir y fijar el vínculo entre MBL y la pareja presidencial, y el gobierno que intenta, por todos los medios, demostrar que no existe o no es actual o no es importante tal vínculo. En la posición gobiernista entra DU como anillo al dedo. Su estilo, ampliamente comentado por todos, genera polémica y el “nivel” y “puntería” de sus mensajes obviamente no es sólo de su inspiración. DU demuestra tener “carta blanca” para decir lo que sea con tal de irritar a la oposición política o mediática y llenar, como se dice, la pantalla con cada nuevo dislate. Es imposible pensar en un ministro -con la actitud del de Interior, inclusive desobedeciendo a su Primera  Ministra- sin que alguien, más arriba, le haya levantado el dedo y lo esté respaldando.

Los ciudadanos miramos, cual espectadores de un partido de ping pon, el fuego cruzado alentado por el presidente que ha encontrado una forma de decir lo que no puede o no quiere directamente. Parece que esto seguirá y no habrá forma de detener este “estilo” porque, como dice el gobierno, es "su" derecho. La confrontación ha sido la característica más consistente durante los 42 meses de gobierno y no hay ninguna razón para que esto cambie, menos ahora. Ayer Urresti afirmó: "Tuiteo en defensa propia, me insultan y van a recibir su vuelto y -finalmente- conmigo no se metan". Estamos bien advertidos de este nuevo parámetro para la función pública o, mejor dicho, de la irrupción de un nueva categoría de "intocable" o, literalmente, "innombrable" pero pagado con el dinero de todos los peruanos.

Mientras esto ocurre -y ocupa todo el poder de los medios amigos o enemigos- se deja de revisar la agenda del desarrollo, de la seguridad y del Perú en general. Una docena de decisiones de gobierno no se priorizan y los temas verdaderamente importantes, como la educación, la salud, la propia inseguridad y la infraestructura parecen relegados y sin importancia. Sería bueno, y sin que eso implique dejar de lado la lucha anticorrupción, destinar igual numero de tinta y garganta para hablar de los anhelos que tenemos como sociedad y del mejor camino, en unidad, para lograrlos. ¿Quién puede conducir este sueño llamado Perú?

Por: Alfonso Baella Herrera

(09 - Ene - 2015)

Alfonso Baella
09 de enero del 2015

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