Iván Arenas

¿Qué es la nueva centralidad?

¿Qué es la nueva centralidad?
Iván Arenas
15 de julio del 2015

Sobre las nuevas geografías políticas más allá de izquierda y derecha.

Las elecciones del 2016 se ven en el horizonte. Pero no equivoquemos los tiempos. En las elecciones el tiempo corre lento, cada día es una aventura. Una palabra mal interpretada, una frase sin sentido, un acto sin meditar, pueden causar el caos y la debacle.

También las viejas disputas,  sobre todo ideológicas, se imponen como un relato universal. Al Perú y a los peruanos nos dividen en facciones de manera gratuita. Es cierto que de modo alguno la vieja frontera entre izquierda y derecha -tal como la conocíamos- se ha difuminado lentamente. No quiere decir que se hayan cerrado por completo. Ha pasado otra cosa. En la geografía de las contradicciones han surgido otras. Ya no es el capital–trabajo lo que prima (sino miren la debacle de los sindicatos y el crecimiento del empleo). Hay otras: el orden frente a la inseguridad ciudadana, la eficiencia de la gestión pública frente la incapacidad, solo por poner unos ejemplos.

Esto es la centralidad. Un lugar ajeno al centro. No es un lugar medio entre la derecha y la izquierda. Y la centralidad se construye con un relato propio. Porque en la política, como en la guerra, es importante anteponer la hegemonía de las palabras, del tiempo, del relato (Ernesto Laclau).  Quien llena el vacío del poder es quien se impone en la hegemonía y por ende condiciona ciertos resultados.

El poder, entonces, se construye, el poder está en cualquier parte, “reside donde los hombres creen que reside, ni más ni menos” se diría en una serie espectacular sobre la ciencia del poder: Juego de Tronos. Entonces ese poder se construye con un relato, con la hegemonía de un relato, que en tiempos electorales no es otra cosa que imponer la agenda mediática, tarea ardua que implica el manejo del arte de la política.

Las elecciones se ganan con mayorías. Las mayorías se pueden construir y son activas buscadoras de un lugar prominente. Quien conecte con ellas gana, o en todo caso quien construya mayorías gana las elecciones. Pero conectar no es solo “carisma” -parte importante pero no todo- sino saber estudiar agudamente cómo piensan los ciudadanos. Por eso quien crea que las mayorías son de derecha o izquierda simplemente ha elegido mal el camino. Hace un mal análisis. Las mayorías no le pertenecen a nadie, están allí sin ser de derechas o izquierdas. Las mayorías son pragmáticas, esperan que el estado se allane a su servicio a través de obras concretas: agua potable, alcantarillado, educación y salud. Una cierta vuelta a lo que Manuel Pardo llamó una “República práctica”

Las mayorías no creen en el futuro, creen en la política práctica. El meta-relato de un país en crecimiento donde eso no se traduce en obras les hace impacientes frente a la promesa de un mundo nuevo. Ver para creer.

Estas nuevas geografías que se han abierto superan la insistencia de cierta izquierda y derecha que aún creen que los problemas del Perú se solucionan con solo elegir la ideología. El poder nace de la nueva centralidad -de la hegemonía del relato y las mayorías- un lugar ajeno que no es de la izquierda ni la derecha.

Por Iván Arenas

15 – Jul – 2015

Iván Arenas
15 de julio del 2015

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