Puros y sinceros

Sobre la tradición y la mística aprista

Cada 22 de febrero, los apristas conmemoramos el nacimiento del fundador del Apra, Víctor Raúl Haya de la Torre. Hablamos de su contribución al Perú y al mundo, de lo que significó y significa aún hoy para muchos hombres, mujeres y niños que, de una u otra manera, crecen en hogares apristas.

La producción intelectual de Haya de la Torre ha sido ampliamente debatida y estudiada por contra religionarios y fieles al partido aprista; del mismo modo, su vida ha sido biografiada por diversos autores. Yo quisiera detenerme en algunos aspectos que considero que no han sido ampliamente difundidos o comentados, como es la contribución de los apristas al fomento de la lectura en Latinoamérica, que se produjo con mayor fuerza en el tiempo en que los apristas que vivían en el destierro en otros países de América Latina y el Caribe, crearon editoriales, revistas, diarios y distintos órganos de difusión y prensa, por los que han desfilado historiadores como Jorge Basadre, por citar un mal o buen ejemplo.

El aprismo también ha catapultado a la fama a muchos hombres y mujeres, desde decanos de universidades hasta novelistas. Lean las memorias de Luis Alberto Sánchez y encontrarán toda una lista de nombres. Aún hoy el aprista contribuye a la lectura en el país. Imprime sus afiches y sus revistas, publica libros, hace poesía y arte. Si sus obras son o no conocidas, no lo sé. Eso ya es un tema de marketing y difusión, y los que hacemos prensa sabemos muy bien cómo funciona eso.

El aprista no tiene diarios. El aprista no gasta plata creando periódicos que contesten lo que dicen otros diarios. El aprista se comunica con la gente. Suma y multiplica. Además, 151,000 obras dicen más que mil infames portadas. Lo demás es papel para envolver pescado.

Yo no me voy a perder en el análisis científico histórico para augurar si el aprismo tendrá vigencia en el siglo XXI; estoy convencido que así será. Basta con ver la participación de los niños y niñas que forman la CHAP para saber que el Apra tiene para rato.

No creo que debamos regresar a los tiempos de Haya de la Torre. Eso me suena como pedirle al mismo Víctor Raúl de Treinta años de aprismo (1956) que vuelva a ser el Víctor Raúl de El Anti-imperialismo y el Apra (1936). No podemos ir contra la historia.

Por último, hay un aspecto que haríamos bien en compartir con todos, apristas y no apristas, y que podría tener gran importancia en estos momentos. Siempre se ha hablado de la mística aprista. Es difícil hacer mística en una sociedad en la que todo parece regido por el dinero y lo inmediato. Ya casi nadie sube al techo a ver las estrellas.

Pero yo soy optimista y creo que hoy más que nunca tiene vigencia ese verso aprista que dice: “militantes puros y sinceros”. La sociedad necesita ejemplos. Necesita mujeres y hombres puros y sinceros. Ahora que todos miran quién tiene más mugre en las uñas, y creen que todo está enmierdado, es necesario que el aprista predique con el ejemplo: respete a sus padres, sea buen padre o una buena madre, cuide su ciudad, cultive la amistad, no sea vengativo con quienes le hacen daño o mal, procure ser justo, báñese y péinese, lea.

Yo sé que hay jóvenes que comparten estas ideas, pero a lo que les han enseñado a odiar al Apra. Creo entender eso. La derecha y la izquierda del país, que creyó que a la muerte de Haya de la Torre el Apra había muerto, se vieron con el surgimiento de Alan García. Es comprensible que tenga miedo al surgimiento de una nueva generación de jóvenes que defiendan los mismos ideales a favor del pueblo. Me imagino el dolor de cabeza para todos los que manejan la prensa, la industria, la banca… tener que lidiar con otro líder aprista en los próximos cincuenta años. No es bueno para sus intereses.

Desde algún lugar de Lima, a 122 años del natalicio de Víctor Haya de la Torre, yo los abrazo a todos ustedes y los invito a leer más aprismo.

Gracias al portal El Montonero por permitirle a un aprista hablar de esto.

Arturo Valverde