Dante Bobadilla

Psicopatología de izquierda

Psicopatología de izquierda
Dante Bobadilla
23 de julio del 2015

Sobre el encarnizado antifujimorismo de la izquierda marxista peruana.

Tras su derrota en la Primera Guerra Mundial, el pueblo alemán fue seducido por una ideología que clamaba venganza y odio, identificando a los judíos como los responsables de todas las desgracias y objetivo principal de su venganza. No se puede ocultar que los nazis tuvieron acogida popular, pero su prédica los llevó a la peor catástrofe que haya vivido no solo el pueblo alemán sino la humanidad en pleno. Sin embargo, estos fenómenos se repiten a lo largo del mundo porque el odio y la venganza son parte íntima de la naturaleza humana, en su aspecto más básico, primitivo y nefasto.

Lo que hoy vemos en la izquierda peruana es algo parecido al proceso alemán de desenfreno partidista sustentado nada más que en el odio y la venganza, enfocado contra el fujimorismo. Han pasado 15 años del fin del fujimorismo y las campañas de izquierda siguen en pie bajo esa misma tónica. Hay incluso una serie de personajes salidos de la nada, además de colectivos, famosos exclusivamente por su perfil en la “lucha antifujimorista”, que es ya una especialidad de la izquierda actual. Todo esto configura perfectamente el cuadro de una patología política que tendría que ser analizada desde un enfoque clínico.

La biblia del antifujimorismo es el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), donde el enemigo principal no es Abimael Guzmán sino Alberto Fujimori, a quien le dedican los peores epítetos, mientras que al líder terrorista lo tratan con mucha formalidad. El siguiente paso fue la condena a Fujimori. Es cierto que AF merecía la cárcel, pero sus delitos tenían que llevarlo no más de ocho años a prisión. Sin embargo, apelando a sucias artimañas, lograron cargarle encima los crímenes de La Cantuta y Barrios Altos para sumarle una condena de 25 años, en un claro acto de felonía legal, donde se prostituyó el Derecho para torcer la verdad, por seguir una consigna política.

No conformes con eso, prosiguieron con lo que podría definirse ya como un encarnizamiento jurídico, porque siguieron llevando a Fujimori a juicios pese a que ya no podían sumarle un día más de cárcel. Aún persisten en montar procesos por causas ya archivadas. Keiko Fujimori es ya la persona más investigada del Perú en la historia. Es evidente que semejante escenario refleja una patología social, política y jurídica. Hoy la izquierda peruana ya no defiende una ideología, ni siquiera persigue el poder. Solo predica la venganza al mejor estilo nazi, usando al fujimorismo como objetivo. No a Alberto Fujimori sino incluso a Keiko, su hija. Es penoso que algunos hayan mostraron su miseria humana llamando a Keiko “la hija del ladrón”, como si ella fuera responsable por su padre. Peor aún, nadie salió en defensa de Keiko en este país repleto de cucufatos donde el feminismo está a flor de piel para defender a cualquier bataclana. Ni siquiera una leve crítica a los miserables que usaron semejante expresión. Nada.

La campaña electoral ha comenzado y, lamentablemente, empieza mal. Nuevamente la izquierda ha sacado sus pancartas contra el fujimorismo y sus carátulas vuelven a mentir en una lamentable señal de que la inmundicia por la que pasamos la campaña anterior volverá a repetirse. Es un franco atentado a la salud mental de los peruanos. Si bien históricamente la izquierda ha basado sus campañas en el odio a los ricos y la redención de los pobres, hoy solo destilan odio por el fujimorismo y más nada. No tienen ya nada que ofrecer más allá de un confuso ecologismo. Han perdido la guerra ideológica y la guerra popular. ¿Qué les queda?

 

Por Dante Bobadilla

23 – Jul – 2015

Dante Bobadilla
23 de julio del 2015

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