Precios altos y patentes

La idea de saltar hacia un esquema de licencias obligatorias es peligrosa.        

En mi columna de la semana pasada me pronuncié sobre este tema y dejé clara mi posición en contra de debilitar apresuradamente los derechos de propiedad intelectual. Sin embargo, en el transcurso de la semana, he escuchado diversos comentarios sobre este tema, uno más confundido que el otro. Dado que creo que este es un asunto del más alto cuidado, quiero referirme nuevamente a este tema y señalar de manera clara que la idea de dar el salto hacia un esquema de licencias obligatorias es absolutamente peligrosa.

Los costos de innovar en el campo farmacéutico son extensísimos. El licenciamiento obligatorio es un obstáculo para que las empresas innovadoras recuperen los elevados costos incurridos en el desarrollo de medicamentos. Se ha argumentado que los pacientes se perjudican por los precios altos pero, como ya sostuve de manera enfática en mi columna de la semana pasada, los precios altos no son una justificación técnica para debilitar un derecho de exclusiva.

Los precios altos de los medicamentos se explican, en parte, en la imposibilidad de hacer publicidad de medicamentos de venta bajo receta médica y, con ello, atraer a los pacientes a los consultorios en los que se les pueda prescribir tales medicinas. La imposibilidad de hacer publicidad trae como consecuencia que muchos pacientes no vayan al médico (dado que la publicidad transmite información sobre posibles males) y que el mercado potencial de los laboratorios se reduzca de modo que el alto costo de investigación y desarrollo se distribuye en el mercado reducido mediante precios más elevados.

Si las voces que se preocupan tanto por el precio alto de los medicamentos dedicaran su tiempo a promover la eliminación de regulaciones y restricciones que incrementan esos precios, en lugar de debilitar los derechos de exclusiva aumentaría la posibilidad de contar con medicamentos innovadores y, en especial para enfermedades raras, y así nuestro país sería distinto. Sin embargo, es claro que algunos solo hacen de la protección de los consumidores su negocio e invierten su tiempo en puro populismo.

Por Gustavo Rodríguez García
04 - May - 2015