PPKEXIT

La expulsión de Roberto Vieira de la bancada oficialista y el futuro del gobierno.

Odio decir se los dije… pero ¡se los dije! En columnas anteriores he tratado el tema de la inconveniente fricción interna en la bancada pepekausa, advirtiendo que si no se ponía orden en sus filas, iba a terminar disgregándose. Dicho y hecho, ayer la bancada tuvo un cónclave en la oficina de Techito y se determinó el PPKEXIT del congresista oficialista Roberto Vieira. Es decir, su expulsión.

Es verdad, me imagino lo que los más suspicaces deben estar pensando ¿acaso Vieira no había dicho que era fujimorista de corazón? ¿Acaso él no dijo que le llevaba pescado a Fujimori a la DIROES? ¿Acaso no se le acusa de haber filtrado unas conversaciones de un chat grupal de su bancada en las que se hablaba mal del presidente? ¿Acaso estos no son motivos suficientes para expulsarlo?

Vamos por partes. Antes que nada, el corazón naranja de Vieira ya se conocía antes de la campaña congresal, porque sus visitas a Fujimori en la cárcel datan de años pasados. Entonces, si ya se sabía de su afinidad por el contrario ¿por qué se le invitó a ser candidato al congreso por Peruanos por el Kambio? Esto debería ser motivo de reflexión y mea culpa en el partido oficialista.

No obstante, lo hecho, hecho está. Se le abrieron las puertas del pepekausismo y Vieira resultó electo Padre de la Patria. En este escenario, se puede afirmar que él jugó con fuego y se terminó quemando. Es comprensible que su bancada no tome bien que uno de sus congresistas diga que es fujimorista de corazón; es decir, que se identifica más con el principal partido de oposición en vez del partido al que representa. A todas luces unas declaraciones con animus jodiendi.

Adicionalmente, el motivo de la expulsión de Vieira no fue su confesión romántico-política, sino que se le acusa de haber filtrado un chat en el que un colega de bancada hablaba mal del presidente. Sobre este punto, espero que la bancada oficialista haya respetado el debido proceso y derecho de defensa del congresista para evitar suspicacias legales que den pie a que continúe este show. Si se cumplieron estas garantías y se probó que él fue quien filtró el chat, pues bien por la bancada. Más vale estar solos que mal acompañados.

Sin embargo, esta expulsión está lejos de ser un escenario ideal. Es más, este hecho debe preocupar a Palacio de Gobierno, puesto que agrava su posición en el concierto de las fuerzas políticas. Es aritmética simple: PPK ganó las elecciones presidenciales, pero obtuvo una bancada históricamente reducida, de tan solo 18 congresistas (ahora 17). Si tienen dudas de cuán importante es para un presidente tener una bancada sólida, recordemos que Ollanta Humala obtuvo 47 congresistas y aun así miren cómo terminó. No diré más.

Esta difícil situación para PPK, requería que él fuese un estratega minucioso y capaz de sortear los naturales impases políticos que el ejercicio del poder le depararía. No obstante, hasta el momento esto no ha sucedido, aunque aún es posible. Da la impresión de que el presidente solo está a la defensiva: calmando los ánimos en su bancada, recibiendo quejas de los militantes de su partido que no fueron convocados para apoyarlo en el gobierno y tratando de no enfrentarse con los demás partidos.

¿Mi consejo? Nunca se gana estando siempre a la defensiva. PPK debe de una vez calmar a su bancada y cohesionar a sus militantes, para pasar a la ofensiva. Y no contra sus adversarios políticos, sino contra la inseguridad, la desaceleración económica, el pésimo sistema de salud y la mala educación. Esos son los verdaderos enemigos del Perú.

Franco Germaná Inga

@FrancoGermana