PPK y el liberalismo

Liberalismo es poder elegir una educación, una vivienda, un camino.

Muchos liberales se prenden de la teoría y se quedan en el mundo de las categorías. Como liberales formados en el pensamiento clásico algunos podemos anclar en Isaiah Berlin (la libertad negativa, estar libres de toda coerción exterior) y reducir la libertad a una fórmula por completar, desconectada de las posibilidades reales de ejercerla.

Cuando Pedro Pablo kuczynski habla de poner agua potable o pistas en los conos de Lima, para los pobres, en apariencia se está corriendo a la izquierda; pero en sustancia nos da a entender que es un liberal práctico, un técnico que sabe que la política y el bien común se juegan, más que en el mundo de las ideas puras, en el territorio de los cálculos y los datos que brindan beneficios. Si PPK sostiene que el modelo económico vigente ha fallado por marginar a los pobres (aunque, en realidad, el número de pobres se redujo con el modelo), nos da a entender que el socialismo no tiene el monopolio de las causas sociales, y que el liberalismo puede perfeccionarse en la acción política.

La libertad tiene dos planos, según donde cada quien se ubique. Friedman se refería a la libertad de elegir y es, precisamente, la elección real (no declarativa) la que distingue a un hombre libre de uno que no lo es. Un acaudalado empresario tiene muchas más opciones de elección como consumidor que un ciudadano que solo es su igual por su posibilidad de elegir a sus autoridades. La ciudadanía no iguala. En los hechos, la libertad formal del liberalismo puro sirve para la teorización y los principios, pero para gobernar solo sirve el concepto de libertad material. Esto es, cuántas opciones y oportunidades de elección personal en el plano económico tienen todos los que habitan un territorio.

Cuando se construyen obras de infraestructura (por cierto, “Infraestructura” bien podría ser un Ministerio que incluya a Vivienda y que incorpore una oficina de coordinación regional en la línea de Martín Vizcarra), el objetivo es facilitar los procesos productivos. La energía, el transporte, los puentes y las vías amplían y fortalecen los mercados. En paralelo, los pobres se benefician al obtener un ingreso por empleo que les permite ampliar sus opciones de consumo, comenzando por los bienes básicos para su subsistencia.

La aceleración de la dinámica del mercado propicia el crecimiento, y el crecimiento redistribuye la riqueza; pero este es un proceso incompleto. Muchos peruanos quedan al margen del mercado y se tornan en sectores vulnerables; y además desprovistos de atención por parte de un Estado que no alcanza la cobertura, y de gobiernos regionales disfuncionales.

No es que Kuczynski se haya convertido en socialista o que el populismo lo haya ganado. Pero entiende que un peruano en extrema pobreza no es libre porque su campo de elección es mínimo. Y es sustancia y fin del liberalismo que todos los hombres sean libres; más que por las grafías de una carta de derechos, por la posibilidad de elegir una educación, una vivienda, un camino.

Cuando el mayor número de peruanos pueda incorporarse al mercado con opciones que amplíen sus márgenes de elección nos convertiremos en una sociedad libre. Nada peor que construir repúblicas aéreas o liberalismos cargados de tinta. La libertad (que es elección individual) se vive o no se vive, es real o irreal. Para usted quizás sea tangible; pero para muchos quizás no pase de ser un espejismo, un espejismo transmisible por la herencia de la pobreza. En una escala pequeña ¿Es más libre el ciudadano provisto de recursos que ingresa a un supermercado o el pobre que lo hace con algunas monedas? El espectro de la libertad de elegir es diferente, ¿verdad?

El nuevo jefe del Gabinete, Fernando Zavala, sabrá priorizar los gastos, más que en programas sociales, en políticas de fondo. Seguramente infraestructura y educación estarán en la cabeza de los presupuestos. La infraestructura genera empleo; la educación iguala, potencia la libertad de elegir en igualdad de condiciones. Que así sea.

Raúl Mendoza Cánepa