PPK versus Fuerza Popular

Ambas organizaciones están en un juego de suma cero

Realmente no le hace nada bien a la democracia, ni a los partidos mayoritarios —-el gobernante y el que tiene mayoría absoluta en el Congreso— que el Perú pierda cinco años porque las principales organizaciones políticas del país no son capaces de alcanzar acuerdos mínimos, que refuercen la gobernabilidad y permitan el relanzamiento de la economía, incrementando el flujo de inversiones y generando puestos de trabajo.

¿Acaso no son conscientes de que el Perú ha sufrido los embates del caso Odebrecht, del fenómeno de El Niño costero, de la suspensión del contrato del aeropuerto de Chinchero, de actos de corrupción en gobiernos subnacionales, de indicios razonables de que pasadas autoridades del más alto nivel podrían estar implicadas en hechos de sobornos y violación de Derechos Humanos, de la conducta de un contralor que ha sido puesta en tela de juicio por los medios de comunicación?

¿Es que ambas organizaciones políticas pueden creer que por esta ruta vamos a recuperar los pasos perdidos? Y, para colocar la cereza en la torta del despeñadero económico, parecen estar más enfrascados en jugar, por un lado, con la liberación del ex presidente Alberto Fujimori; y por el otro, con la censura al gabinete, pero en rebanadas, ministro por ministro. De esta manera, la bancada mayoritaria, Fuerza Popular, busca evitar que el presidente Kuczynski haga uso de la facultad constitucional de cerrar el Congreso y convocar a nuevas elecciones parlamentarias.

Esto es el juego de suma cero. En el hipotético caso que Fuerza Popular termine por censurar a dos gabinetes, el resultado que obtendrá en un proceso electoral parlamentario será indudablemente menor al que tiene en la actualidad. Fuerza Popular perderá fuerza, valga la redundancia. Peruanos por el Kambio (PPK) no necesariamente incrementará su bancada; lo más probable es que el electorado que lo apoyó en la segunda vuelta opte por otro camino, ante la frustración generada.

Organizaciones como el Apra, Acción Popular, Alianza para el Progreso y Todos por el Perú tendrán mayores opciones. En tanto que las izquierdas “amplistas” sigan por el camino de la división, su opción será menor; o se producirá la consolidación de un amplio frente, en desmedro de otro que será cada vez menos amplio. Es decir, de veinte representantes en la actualidad, quizás se conviertan en quince, diez de un lado y cinco en el otro. También están en el juego de suma cero.

Entre Fuerza Popular y Peruanos por el Kambio no hay mayores discrepancias desde el punto de vista ideológico. Ambos dicen promover las inversiones como mecanismo idóneo que incentiva la libre iniciativa de las personas; la búsqueda de la felicidad por medio de la realización personal mediante su propio emprendimiento y no en función a lo que decida un funcionario estatal.

Si hay concordancia en lo que creen que es lo más adecuado para la sociedad peruana, es tiempo de dejar los egos, de voltear efectivamente la página, de reconocer que —a pesar de los eventuales errores— hay decisión política de enfrentar a mafias que promueven la inseguridad ciudadana, así como también a quienes controlan algún despacho en el aparato del Estado. Preguntémonos, ¿hace cuántos gobiernos que no se toman medidas disciplinarias en las cárceles, como el traslado de delincuentes peligrosos al CRAS de Challapalka? ¿Hace cuánto que no se realizan megaoperativos para intervenir gobernaciones y gobiernos municipales?

Siempre se podrá hacer algo mejor, en cualquier cartera ministerial; pero antes de interpelar con la intención de deshacernos de alguien, pensemos en quién sería la persona más calificada para reemplazarlo. La gobernabilidad y la democracia son responsabilidad de todos.

Guillermo Vidalón del Pino