PPK, huaicos y oposición

Necesitamos enfrentar unidos el embate de la naturaleza

Tras el evidente desconcierto inicial, el Poder Ejecutivo empezó a desplegar esfuerzos para mitigar los daños causados por las lluvias en buena parte de la costa del país. Queda claro que, al no haber habido diligente prevención, los esfuerzos —por acertados que logren ser— resultarán insuficientes y si, como se anuncia, tenemos para un mes más de lluvias, el daño va a ser considerable.

La mayoría parlamentaria ha dado muy claras señales de apoyo al Ejecutivo para enfrentar los desastres. Ojalá se reeditara el descenso del Espíritu Santo en versión política, instaurando el tino en el oficialismo. Para la filosofía oriental, toda crisis es una oportunidad y esta es una magnífica oportunidad de reconstruir los lazos que, pese a la cercanía ideológica y programática (además que amical) se destruyeron majaderamente durante la campaña pasada, anulando o por lo menos postergando el ansiado Pacto de la Moncloa a la peruana.

Nadie necesita más tender puentes que el propio PPK. Bien haría el presidente en llamar a la cordura a quienes en las redes sociales no pierden oportunidad para desenfundar la chaveta verbal contra cualquier acto del fujimorismo, para que apoyen a la población damnificada (e indirectamente al Poder Ejecutivo, sobre el que recaerá el descontento post desastre). Mención aparte merece el entusiasta pasado noventero albertista de buena parte del grupete que hace hoy de espejo opa de los titulares de la prensa, sin invertir muchas neuronas en analizar los fundamentos de los insultos que alegremente espetan.

La ingenuidad se aproxima peligrosamente a la estupidez cuando una persona medianamente educada se traga, cual pepa de palta, el photoshop parido en las tiendas zurdas sobre las donaciones con etiqueta partidaria. Un análisis elemental arroja claramente quién espera beneficiarse de un rápido deterioro del Poder Ejecutivo y un eventual acortamiento del calendario (me refiero a los rojos tirapiedra y al red set, o rojos sanisidrinos y de la tertulia barranquina) y a quién perjudicaría más en sus expectativas tal situación. ¿Es realmente tan difícil abordar la política con las neuronas bien despiertas?

Necesitamos enfrentar unidos el embate de la naturaleza. No podemos emular con la pluma o el teclado a los asesinos de Sendero que atacan a traición en medio de la desgracia nacional. ¿Es que no hemos aprendido la lección de la Guerra del Pacífico? Es momento de ayudar inteligentemente para conseguir que esa ayuda llegue a tiempo y en buenas condiciones a la mayor cantidad de damnificados. En esa línea, por razones de economía de escala y manejo logístico, es mucho más eficaz donar dinero a la entidad benéfica de su confianza que acumular bienes y alimentos diversos para ver luego cómo se transportan y distribuyen. No se trata de sentir que se hace algo, sino de hacerlo de la manera más eficiente para el fin propuesto. Aunque las tragedias nos golpean el corazón, es con la cabeza que se resuelven los problemas para maximizar el efecto benéfico del aporte. Aprendamos de una vez a poner la razón al servicio del objetivo.

Dardo López Dolz