Dardo López-Dolz

Por qué defiendo la libertad

Por qué defiendo la libertad
Dardo López-Dolz
30 de septiembre del 2014

Reflexiones sobre el rol de la clase empresarial en la protección y desarrollo de la democracia

Los  humanos compartimos con los demás animales de sangre caliente un 99% de  características biológicas. Nos diferencia el libre albedrío, el uso  voluntario (pensado o no) de la inteligencia para decidir y actuar, es decir la libertad.

Las dictaduras se arrogan el derecho a decidir qué es ¨lo mejor¨ para los ciudadanos, privándolos así del rasgo diferenciador que caracteriza su humanidad, es decir, los reduce a la categoría de rebaño de animales en lo que al ejercicio de derechos se refiere.

Poco importa si el dictador se hizo del poder por el ejercicio ilegítimo de la fuerza, como Velasco en 1968, o si lo captura tras debilitar arteramente al gobernante elegido, como en Bolivia, o si tras ser elegido democráticamente demuele eficazmente el sistema, perfeccionando la eficacia del método usado por Adolf Hitler, para perpetuarse en el poder, como ocurre con los desdichados países latinoamericanos aplastados por la experimentada bota cubana (al servicio de sus patrones orientales) a través de títeres locales ambiciosos pero a menudo  convenientemente estúpidos.

Corresponde a las gentes ilustradas de cada nación liderar la construcción de sólidos cimientos de la libertad humanizante. Pretender ignorarlo y esconderse bajo la caparazón empresarial es, además de miope y cobarde,  suicida. No hay coraza capaz de resistir golpes eternamente. Si no se combate oportunamente la amenaza, más temprano que tarde, acaba penetrando la coraza y destruyendo lo que creíamos a salvo dentro de ella. Quien dude, pregúntele a sus pares en Venezuela, Ecuador, Argentina o Bolivia.

Mirando realidades de sólida superestructura -que no es la nuestra-, las elites empresariales han optado por abstraerse en el quehacer productivo, olvidando que las empresa no están en peceras sino en el mundo real, vulnerable a los embates de la política. Curtidos empresarios continúan considerando, con virginal inocencia, que nada malo pasará si las políticas económicas no se descarrilan. El mundo real es político desde siempre, el apoyo popular en el Perú carece de sustrato económico, por tanto apartarse del accionar político por asco o comodidad lo deja en las peores manos.

¿Un empresario a la presidencia? Eso equivale a hacerse operar por el mejor arquitecto o entregar su suerte en un juicio al mejor cirujano. Planeamiento estratégico y organizacional, adecuada elección personas para las posiciones de la organización, acompañados de medidas de control que eviten acabar financiando involuntaria e indebidamente el patrimonio inmobiliario del elegido.

Urge abandonar el tozudo intento de entender la política con categorías empresariales o pretender predecir qué pasará según lo que escuchamos en el club, la playa, la asociación de exalumnos o de padres de familia, conducto que ningún empresario que se precie plantearía para proyectar su mercado, cuando de política se trata

La actividad empresarial contemporánea debiera liderar el pensamiento académico y la inversión en la generación de ideas, organizaciones y propuestas políticas. Continuar abandonando ese campo garantizará la repetición infinita que hoy sufrimos de oportunistas inexpertos y títeres de quienes, desde más allá de nuestras fronteras, avanzan con paso firme destruyendo Perú.

Por Dardo López-Dolz

(30 Set 2014)

Dardo López-Dolz
30 de septiembre del 2014

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