Dante Bobadilla

Por qué apoyamos a los corruptos

Por qué apoyamos a los corruptos
Dante Bobadilla
16 de julio del 2015

Sobre los candidatos preferidos por los ciudadanos de cara al 2016

Usted cree en Dios y le reza pidiendo ayuda pero igual va al médico, compra los medicamentos y sigue el tratamiento. ¿Por qué lo hace? ¿No cree en Dios? En otros ámbitos, usted compra la lotería porque cree que ganará, pero no empieza a vivir como si ya tuviera el dinero. ¿Por qué? ¿Acaso no cree que ganará? Como estos hay muchos ejemplos de cómo en la vida diaria no siempre hacemos aquello en lo que creemos. La ciencia que explica esto es la psicología cognitiva en el campo de la racionalidad. Pero no voy a dar una lección de esto acá. Solo deseo revisar algunas aventuradas afirmaciones que hacen los gurús de las encuestas.

Se ha acusado al pueblo peruano prácticamente de convivir en la inmoralidad porque está dispuesto a votar por candidatos a quienes cree corruptos. Afirman que nos hemos vuelto tolerantes con la corrupción y otras barbaridades por el estilo. Todo eso no pasa de ser meras afirmaciones sin sustento, a pesar de que quienes profieren semejantes diagnósticos posan como científicos sociales, gurús de la montaña o sacerdotes del oráculo. Hasta se ufanan de ser expertos en algo que llaman “ciencias políticas”. En fin. El papel aguanta todo.

Creer en algo es una función natural del cerebro que permite tener coordenadas básicas para ubicarse cognitivamente. Nunca ha sido necesario que una creencia sea una verdad. Si fuera así nos hubiésemos extinguido con los neandertales. El cerebro es como un balde de agua: no puede haber agujeros. Siempre está lleno de algo, y lo primero a la mano para llenar el vacío cognitivo es lo que llamamos creencia. Es una noción básica que nos permite funcionar como seres racionales, es decir, pensantes. Hoy disponemos de una novedad: conocimientos. Pero no todos acceden a él. La mayoría permanece en fase de creencias para la mayor parte de las cosas de la vida cotidiana: la alimentación, la salud, el amor, la política, etc.

Es así que usted puede hacerle una pregunta sobre cualquier cosa a una persona y siempre encontrará una respuesta, porque siempre es capaz de creer algo. Pregunten a un niño cómo funciona un televisor y hallará respuestas muy imaginativas. Es una función adaptativa del cerebro. Claro que con tantas creencias absurdas podríamos habernos extinguido. De hecho hay comunidades que se han extinguido por seguir sus creencias dogmáticamente, pero son casos muy excepcionales. Usualmente no es así porque al mismo tiempo que el cerebro produce creencias asigna probabilidades. Al final, sanamente, tomamos decisiones en función de lo que es más probable en el mundo de los hechos conocidos. Para ello la experiencia cuenta, es decir, el aprendizaje. Por eso en la psicología cognitiva hablamos de dos tipos de racionalidad: la epistémica y la pragmática.

De modo que la gente puede creer que los políticos son corruptos porque es su manera general de entender la política. Pero cuando tiene que decidir, lo hace mediante de otro tipo de consideraciones más realistas. Por eso no me sorprende que Alan García y Keiko Fujimori sean considerados corruptos, siendo los principales referentes de la política, pero al mismo tiempo lideren las encuestas de preferencias electorales. Se trata de políticos que otorgan mayor confianza para conducir el barco del país. La sabiduría popular ha establecido esto con la frase “más vale viejo conocido que nuevo por conocer”. Con las experiencias recientes pareciera que este tipo de sabiduría toma mayor relevancia que la de nuestros brillantes opinólogos sumergidos en encuestas mediáticas, cuyos resultados no pueden entender.

Por Dante Bobadilla

16 – Jul – 2015

Dante Bobadilla
16 de julio del 2015

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