Marco Sipán

Por la disputa de lo popular

Por la disputa de lo popular
Marco Sipán
28 de junio del 2016

Las ideas de democracia y mercado no son exclusivas de la derecha

La mayoría parlamentaria fujimorista tiene la necesidad de conseguir la Presidencia del Congreso, hacer de ella su fortaleza y dirigir la mayoría de las comisiones parlamentarias. Desde ahí golpearán al gobierno y, una vez en la lona, le alcanzarán el oxígeno para que reviva; y esa dinámica se mantendrá durante todo el periodo. Mientras, por otro lado, recorrerán el país capturando operadores políticos y generando redes clientelares. El tiempo se le acaba al fujimorismo, ya no puede ausentarse más de la conversación con el nuevo Ejecutivo, pero a la vez ese diálogo pondrá en evidencia fáctica su posible estrategia.

La gran oferta del fujimorismo al establishment es incorporar a los sectores populares a la política neoliberal. Las izquierdas deben teñirse de populares —no solo declarativamente, sino en las performances de sus cuadros, esencialmente, y también en el discurso, en su retórica moral, en sus programas, en su simbología y otras cosas más—, de lo contrario se convertirán en un espacio de sectores medios cultivados, con algunos focos de respaldo social, sindical o comunal, pero sin alcanzar a las multitudes.

El fujimorismo no necesita estar en el gobierno para ser una fuerza que reconfigure la política peruana; pero ¡ojo!, no será para hacerla más democrática y progresista, sino para dejar de ser un movimiento y establecerse como el “sentido” de un régimen. Eso lo convierte en la amenaza mayor, en lo político general y no solo lo electoral, y lo único que lo pararía es el retorno a la acción política de masas, a la esencia de la democracia y no solo al debate de los procedimientos. La construcción de sentidos alternativos a la cultura política “achorada” del fujimorismo tienen que venir de una nueva generación de izquierdistas que ya están apareciendo en las últimas acciones colectivas de protestas: los “pulpines” y el movimiento “Keiko no va”.

La historia política del siglo XX, tiene a dos grandes actores, el Apra y las Fuerzas Armadas, siempre en enfrentamiento. En este siglo ya apareció el primer actor el fujimorismo, el otro aún está por aparecer. Si la izquierda quiere serlo tiene que renovarse integralmente, debe dejar esa lógica de unidad asociativa, para buscar una unidad mayor a través de la articulación de demandas (en el sentido de Laclau), y entender que la equidad y la diferencia garantizan el sentido democrático de quienes intentan constituir una sociedad justa. La izquierda solo podrá lograrlo si deja de aparecer como ella misma y, organizando a la sociedad civil, aparece como pueblo.

Para ello, las ideas de democracia y mercado no deben ser enunciadas exclusivamente por la derecha. Un mercado basado en el comercio justo y una democracia participativa deben ser parte de la agenda de la sociedad civil. Son propuestas que la derecha no quiere discutir, y que las redes de colectivos “Keiko no va”, como espacios de promoción de la democracia desde la sociedad civil, deberían plantear en el debate político; es decir, ir mucho más allá que solo el cumplimento de los acuerdos con PPK.

Marco Sipán

 
Marco Sipán
28 de junio del 2016

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