Rocío Valverde

Pokémon Go

Pokémon Go
Rocío Valverde
08 de agosto del 2016

Al fin ha llegado el revolucionario juego a Perú

Las calles como las conocías no van a ser nunca más solamente un triste y aburrido pavimento gris, prepárense. Hace semanas escuché que el juego de realidad aumentada Pokémon Go iba a ser lanzado en el Reino Unido. Juré que no repetiría el ciclo de juego obsesivo que tuve con Candy Crush, Farmville y The Sims. Había pasado demasiadas horas mirando la pantalla del móvil, que me transportaba a un mundo imaginario, lleno de caramelos explosivos embebidos en gelatina, hectáreas de mazorcas de maíz OMG y relaciones sociales que suben de categoría al chocar los cinco. Debía de ser inmune a la promesa de un encuentro con un Jigglypuff salvaje; esa criatura rechoncha de dulce voz, de mecha corta y armado con un plumón indeleble no podía hacerme descargar la aplicación. Sin embargo la nostalgia de mi niñez deseando ir a Pueblo Paleta para recibir mi primer Pokémon de manos del Profesor Oak pudo más que la razón.

Empecé el juego sentada en suelo de la cocina, elegí a Charmander como mi primer Pokémon cuando de repente apareció un Ratatta sobre el cubo de la basura. Si los restos de salmón habían logrado atraer hasta a un Pokémon roedor debía de ser hora de deshacerse de ellos. Libre de vergüenza dejé salir un grito de alegría cuando lo capturé y escuché un hurra saliendo de la boca de mi esposo. ¿Cómo es posible que un juego que solo involucra arrastrar el dedo sobre la pantalla pueda emocionar tanto a adultos más cerca de los treinta que de los quince? Este juego recurre a la nostalgia, por supuesto, y no hay nada que a los millennials le guste más que ella.

Al salir a recorrer las calles lo primero que notamos fue la inusual cantidad de gente recorriendo parques, descansando en bancas y rodeando las fuentes ornamentales. Padres andando con sus niños en una mano y el móvil en la otra, parejas y grupos de amigos socializando con completos extraños. ¿Será que por un momento dejamos de lado ese recelo tan característico de estos tiempos de guerra? Resulta, pues, que los parques son guarida de pokémons tipo hierba;e incluso podrías encontrar algún Eevee. Las lagunas artificiales esconden Magikarps y Goldeens, y los monumentos se han convertido en pokeparadas donde puedes recolectar pokebolas, pociones, huevos y bayas mágicas. Las iglesias y mezquitas se han visto sorprendidas por tropas de niños que llegan a librar batallas para hacerse con el control de los sitios de adoración ahora convertidos en gimnasios.

Los aspectos positivos de Pokémon Go saltan a la vista. Este juego está ayudando a mucha gente que sufre de depresión y ansiedad, además el juego te obliga a realizar actividad física, ya sea caminando o montando en bicicleta. Esto para una sociedad sedentaria que pasa el día conectada a una silla y para un público acostumbrado a estar enganchado a la Play Station es un gran paso en la dirección correcta. ¿Imaginan en un futuro jugar un Zelda Go o un Bloodborne Go?

La respuesta de los templos me ha sorprendido gratamente, ya que la mayoría ha puesto carteles indicando que pueden servirse del techo de ellos para protegerse de la lluvia en su camino a convertirse en un maestro Pokémon, y de paso casualmente invitarlos a un curso para enseñarles la palabra de Dios. Los cafés, restaurantes y heladerías se han sumado a la locura ofreciendo descuentos si muestras pertenecer a su equipo favorito, ya sea este Valor, Mystic o Instinct. La fiebre también ha llegado a las compañías de teléfonos, que ofrecen paquetes de datos o megas libres por firmar un contrato e incluso han compuesto un catálogo de los mejores móviles para jugar Pokémon Go. No hay duda que Pokémon mueve gigantescas cantidades de dinero.

Cabe destacar también a los social managers de la policía de absolutamente todos los países que han usado toda su creatividad para hacer llegar el mensaje de cautela a los jugadores, recurriendo a Facebook y Twitter. Así también, la manera en la que los museos han usado los pokemones residentes en sus recintos para difundir sus eventos culturales es un esfuerzo loable de encuentro de punto medio entre la cultura pop y la cultura de vitrina. Así que los críticos ya pueden dejar de fruncir la nariz calificándolo como una pérdida de tiempo y empiecen a utilizar el juego a favor de cualquiera que sea su frente de acción.

Aunque la última actualización ha complicado innecesariamente la captura de pokemons con un evidente fin monetario, aunque ahora hayan echado el freno y señalen que fue un error de programación, no predigo que el tsunami japonés perderá fuerza. Parece que los creadores han escuchado el clamor mundial y trabajan para arreglar ese "error" y además están desarrollando otras características como las batallas individuales, misiones e intercambios de items entre jugadores. ¡Más incentivos para atraparlos todos! Nadie dijo que el camino a ser un maestro Pokémon sería fácil.

 

Rocío Valverde

 
Rocío Valverde
08 de agosto del 2016

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