¡¿Plata hay…?!

“No hay que reconstruir el pasado, sino construir el futuro”

Póngase usted en la situación de quien lo ha perdido todo o de aquel que se siente desamparado. Pongámonos todos en la también dolorosa cultura de la desconfianza que se ha instalado entre nosotros. ¿Qué puede sentir una  persona —en las circunstancias aludidas— cuando escucha sistemáticamente la expresión: “Plata hay”. Si no rabia en un caso, al menos profundas dudas en el otro.

El hombre y sus circunstancias, subrayaba Ortega y Gasset. Y la comunicación transcurre en esas circunstancias. Si bien en los inicios de la tragedia que vivimos, podía entenderse —más como inyección anímica que como realidad— la recurrencia a la expresión “Plata hay”, hoy deberíamos desterrarla del vocabulario oficial.

Porque conforme se va conociendo la magnitud de los eventos que nos sacuden, comprobamos que dicha expresión no solo resulta agraviante para el que hoy sufre, sino también técnicamente dudosa. Pues pasada la emergencia, no bastará con reponer lo precariamente existente.

Con el ánimo de convertir la amenaza en oportunidad, el propio Presidente de la República ha salido del facilismo de “plata hay” para hablarnos de la urgencia de un Plan Marshall para el Norte. También el señor Jorge Nieto, Ministro de Defensa, ha dicho "que la reconstrucción que venga después de esta emergencia no debería ser el retorno a una normalidad mediocre, que es la que nos tiene en esta situación”. Juntando ambas expresiones y preocupaciones, y para decirlo con Enrique Cornejo: “No hay que reconstruir el pasado, sino construir el futuro”.

Críticas las hay y las habrá. Es indispensable que en todo caso las palabras no hieran a los que ya sufren, y que más bien planteen esperanzas firmes y serias. Y estas no se sustentan en la reposición de la misma infraestructura, sino en una propuesta que —atendiendo al cambio climático y al reordenamiento territorial— conecte e integre hacia el futuro personas, mercados y culturas. Para decirlo en palabras del señor Nieto: “Construir una grada civil más para la vida humana en el Perú”.

Tal vez plata había para una mirada inmediatista. Al Perú —y particularmente a toda la zona norte— se le presenta una oportunidad de desarrollo que exigirá que realmente haya plata, si es que de veras queremos honrar a los hoy sufrientes con un mensaje de futuro. La gente necesita de esos signos para que la comunicación propicie el encuentro del Estado con sus ciudadanos.  

Eduardo E. Zapata Saldaña