Jorge Valenzuela

Piglia a la altura de sus deseos

Piglia a la altura de sus deseos
Jorge Valenzuela
11 de febrero del 2015

Sobre la reciente publicación de su Antología personal. 

La importancia de la obra de Ricardo Piglia (1941) en el contexto de la narrativa hispanoamericana es indiscutible. Permítanme, en primer término, rendirle un breve homenaje a su novela capital: Respiración artificial  para luego ocuparme del objeto de esta nota, su reciente Antología personal. 

La publicación de Respiración artificial en 1980 convirtió al autor en un referente obligado a la hora de hablar de la novela como un género capaz de modernizarse en un diálogo violento, pero productivo, con la historia y con los destinos individuales afectados por ella. El libro, de esta forma, renovó, de una sola vez, las posibilidades de la novela histórica interpelando al pasado argentino y al europeo que, en el texto, se complementaban para hacer hablar a un presente dominado por el fascismo de la junta de gobierno militar enquistada, entonces, en el poder. 

Así, en las páginas de Respiración artificial asistimos a la recuperación de un pasado opresivo en el que el horizonte de las históricas dictaduras argentinas se articula a las vidas de quienes las padecieron, vidas que tienen, como en el caso del historiador Marcelo Maggi, la posibilidad de dejar un rastro (antes de ser exterminada) gracias a familiares como Emilio Renzi, su sobrino novelista, con el que establecerá una correspondencia esencial para comprender las razones de su alejamiento y enigmática desaparición. 

Mezcla de biografía, historia, testimonio, crítica literaria, discurso político y filosófico (no olvidemos la presencia de Tardewski), Respiración artificial se alza dignamente ante el desafío que supone  plantearse y tratar de resolver una pregunta: ¿cómo debe ser escrita la historia? Frente a ese desafío que es asumido desde el campo de la ficción literaria, las presencias de, por ejemplo, escritores como Joyce y Kafka, entre otras, serán pertinentes y naturalmente toleradas por el lector debido al papel desempeñado por ellos como personajes en los debates literarios que acoge la novela y que la enriquecen. Debates que se amplifican y que someten a discusión toda la tradición del relato argentino en el que tiene lugar Borges como Sábato. Pero no solo eso, la novela se plantea como una poética que abordará, de manera bastante problemática, el influjo de lo “real” en el proceso de reconstrucción de una vida a través del propio proyecto novelístico de Emilio Renzi con su novela Lo prolijidad de lo real publicada antes del inicio del diálogo con el tío. 

Hecho el homenaje, me referiré a la Antología personal (Anagrama, 2014). Este libro es un compendio de cuentos, relatos, ensayos y fragmentos del diario personal del autor que cumplen con el objetivo de revelar aquella línea invisible de correspondencias (presente en su obra) que, solo juntando textos de diversa naturaleza e intensidad, puede ser mostrada. Según el propio Piglia, lo que le  interesó en este libro fue experimentar con el orden de los textos y con la posibilidad de que ese orden los hiciera hablar de manera diferente a como lo hicieron antes (cuando aparecieron individualmente), a través de la producción de nuevos efectos de sentido. Pareciera que la idea de una antología personal se sostuviera más en el orden de los textos que en los textos mismos. ¿Por qué? Porque lo personal se sostiene en el libro como se sostiene en el sujeto y en la vida, esto es, de manera siempre precaria, inestable, cambiante, aleatoria. De modo que elegir textos de ficción y de no ficción y uno de los órdenes posibles es solo mostrar una de las infinitas posibilidades de ser. ¿No es esto acaso lo más personal que puede mostrar un escritor?  Esta forma de crear y de acercarse a lo personal, está directamente relacionada con el tipo de textos elegidos por Piglia y con la forma que finalmente adoptaron al darse a conocer. Textos que, en su mayoría, asumieron la forma verbal del potencial y que contienen historias que no fueron, pero que pudieron ser. ¿No es esta, en el fondo, la forma de nuestra más certera biografía, la forma del relato de nuestra “persona”? 

En uno de los pasajes de Respiración artificial, uno de los personajes, la Coca, dice: “El que no está a la altura de su deseo, es uno a quien el mundo puede llamar un cobarde”. Piglia, con sus libros, nos ha demostrado cuán valiente  podemos y debemos ser cada uno de los días de nuestras vidas. 

Por Jorge Valenzuela
11 - Feb - 2015

Jorge Valenzuela
11 de febrero del 2015

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