Manuel Gago

Perdónalos, no saben lo que hacen

Perdónalos, no saben lo que hacen
Manuel Gago
30 de marzo del 2015

Que la venganza no sea un estribillo ni en voz alta ni a escondidas, en nuestros corazones.      

Más te hubiese valido no haberme conocido, les dice Dios a sus creyentes, a sus fieles seguidores domingueros que no se pierden una del cura o del pastor golpeándose los pechos, elevando sus estiradas manos en actos de frenesí y compungidos públicos. 

Somos una sociedad creyente de cualquier verdad. Se cree cualquier cosa con ingenuidad espantosa. La verdad en tiempos de relativismo se interpreta al antojo, a la carta, al libre albedrío, es el verbo calzando al sujeto. Un delito, en consecuencia, es culpa de una infancia sin oportunidades, un robo la recuperación de lo que por naturaleza pertenece, un asesinato un acto de justicia popular, una mentira la versión diferente de los hechos, una injusticia la ley sometida a pruebas y testimonios. La verdad sometida al voto popular, democratizada, ajustada a las mayorías no aleccionadas ni enteradas. La verdad aplastada por el capricho y brutalidad de quien puede. Partida en mil pedazos. Aniquilada. 

Ya no hay más corazones agobiados en Semana Santa. La ignominia cometida contra el Nazareno desconocida y no sentida en todos los idiomas. Creyentes nominales y devotos domingueros organizando pachangas en días de meditación. Los instintos robándole espacio a los pensamientos, los arrebatos arrinconando a los discernimientos. No hay creyentes suficientemente entrenados para ser luz en lugar de tinieblas, sal donde haya hiel, para dar testimonio de la palabra aprendida, para dar fe de la verdad aquí, allá, donde sea y cuando sea, para que las palabras bonitas se conviertan en obras, en modelos, en paradigmas, en fuente de inspiración haciendo de la humanidad más misericordiosa y bondadosa. 

Creyentes domingueros exhibiendo salvación, inmunidad contra cualquier acusación, convertidos en sepulcros blanqueados, castos, puros e inmaculados, ostentando predilección, libre de esclavitudes y ataduras, sin pecado, escogidos, separados - según ellos - de quienes se irán a los infiernos, al hades más profundo por siempre. 

Líbranos Señor de creyentes sin conocimiento, con espíritu machista calando sus mentes y sus corazones. Acércanos Señor a lo corrupto, insano, manchado y putrefacto porque allí está la obra eterna. Líbranos de la ignorancia, de creer sin dudas ni murmuraciones; de la ilustración para no negar la fe. Acércanos a la verdad para ser libres, a tu imagen y semejanza. Danos agallas para perdonar, como el Nazareno perdonando a quienes lo crucificaron sin saber por qué. Que la venganza no sea un estribillo ni en voz alta ni a escondidas, en la clandestinidad de nuestros corazones.   

Por Manuel A. Gago Medina
30 - Mar - 2015  

Manuel Gago
30 de marzo del 2015

NOTICIAS RELACIONADAS >

Hacer reingeniería política

Columnas

Hacer reingeniería política

Si se hace lo mismo siempre, no se debe esperar resultados distintos. ...

17 de abril
¡No al retorno de los profesores desaprobados!

Columnas

¡No al retorno de los profesores desaprobados!

La buena educación escolar es la base y la principal fuente de ...

10 de abril
Difícil sacar cara por Boluarte

Columnas

Difícil sacar cara por Boluarte

Claramente la opinión pública toma partido en favor de l...

03 de abril

COMENTARIOS