María Cecilia Villegas

PERDIDO EN ACCIÓN

PERDIDO EN ACCIÓN
María Cecilia Villegas
02 de febrero del 2017

Mientras Lima sufría los huaicos, ¿dónde estaba el alcalde?

Por María Cecilia Villegas

La topografía y el clima del Perú hacen que ciertos fenómenos naturales se repitan cada año, con mayor o menor intensidad. Durante el verano, producto de intensas lluvias, ocurren huaicos que destruyen todo a su paso. En invierno, el friaje ataca a la sierra sur y tenemos cientos de niños y ancianos que mueren producto del frío y las enfermedades. Las pérdidas de los animales y las cosechas son cuantiosas. Sin embargo no hemos logrado que el Estado responda implementando políticas necesarias para limitar los impactos negativos de los fenómenos naturales y salvaguardar la vida y la salud de los peruanos.

Dentro de los mecanismos de buen gobierno que caracterizan a los países desarrollados se encuentran la transparencia, el acceso a la información y la rendición de cuentas. Los funcionarios públicos peruanos no solo no se rigen por ellos, sino que han olvidado que el cliente al que el Estado debe servir es cada uno de los ciudadanos peruanos usuarios de sus servicios. Las autoridades locales saben que es necesario limpiar el cauce de los ríos, darle mantenimiento a los muros de contención y puentes. Sin embargo, esto rara vez se hace a tiempo o bien.

Mecanismos como la auditoría social permiten que los ciudadanos participen en asuntos de gobierno, fiscalizando y haciéndole saber a las autoridades sus necesidades. Si el ciudadano tuviera información, podría realizar un mayor control sobre las autoridades, obligándolas a rendir cuentas y actuar con transparencia, lo que mejoraría la prestación de servicios y el gasto público, y reduciría la corrupción. Con ello se incrementaría la satisfacción del ciudadano, favoreciéndose la gobernabilidad.

Este año las lluvias y los huaicos golpearon varias ciudades, dejando a su paso destrucción, miedo, desesperanza y siete peruanos fallecidos. Hemos visto cómo la fuerza de la naturaleza arrasaba casas y el gobierno se vio obligado a declarar el estado de emergencia. ¿Por qué si se sabe cuál es el cauce de los huaicos, las autoridades siguen permitiendo que familias de escasos recursos se instalen y construyan en zonas de alto riesgo, con el peligro que esto significa y el costo que deberá asumir el Estado luego para protegerlos? Las ciudades en el Perú han crecido sin planificación. El desborde popular de Matos Mar hace hoy urgente un plan de ordenamiento territorial, que incluya la reubicación de aquellas poblaciones en zonas de alto riesgo.

El martes los huaicos arrasaron las calles de San Juan de Lurigancho, se tumbaron el puente de Huaycoloro y llegaron al Rímac. Y fueron los ciudadanos quienes tuvieron que protegerse y organizarse para hacer trabajos de limpieza y de emergencia. El alcalde de Lima estaba MIA (missed in action, perdido en acción). El ejecutivo no reaccionaba y Defensa Civil pareciera que no se enteró. Esta puede ser una visión injusta de la realidad, pero es la percepción que nos dejó a los ciudadanos. Y es que además de las capacidades administrativas que deben tener, están las políticas. Necesitamos líderes que generen confianza en que el Estado responderá. La imagen de Rudy Giuliani, alcalde de Nueva York llegando inmediatamente después de los ataques terroristas del 11 de setiembre le dio a la población la idea de que, sin importar la desgracia, había una autoridad a cargo, un líder a quien mirar.

Cuando el huaico llegó a Lima recién nos dimos cuenta de que las autoridades no existen. ¿Cómo pedirles a los ciudadanos que confíen en el Estado si el Estado no está preparado para protegerlos en casos de emergencia? El alcalde Castañeda informó a través de un comunicado que estaba monitoreando la situación desde EMAPE y “manteniendo reuniones con miembros especializados para adoptar las medidas que permitan el apoyo a los damnificados”. Ya.

 
María Cecilia Villegas
02 de febrero del 2017

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