Jorge Valenzuela

Pedro Llosa, narrador

Pedro Llosa, narrador
Jorge Valenzuela
26 de agosto del 2015

Sobre la publicación de Las visitaciones, Premio José Watanabe Varas 2014

Los tres libros publicados por Pedro Llosa (Lima, 1975) hasta el momento, esto es, Viento en popa (2002); Protocolo Rorschach (2005) y este último Las visitaciones (2015) nos han venido mostrando que la propia literatura y el poder de la ficción son dos de los ejes centrales de su su universo narrativo.

En su última entrega (el libro consta de cinco cuentos) Pedro Llosa explora en diversos temas: el amor de pareja, el racismo, el recuerdo, pero sobre todo el de la paternidad, del que no está desligado (y esta es una contribución a nuestra tradición cuentística) el gran tema de la creación de historias.

El mejor cuento de la colección cuyo título es “El olvido que seremos” es un homenaje a Héctor Abad Faciolince y a su novela del mismo título. El cuento se estructura a partir de dos historias que corren paralelas y que se articulan alrededor de la admiración de un lector-escritor por la obra del colombiano. La primera historia es bastante clara al plantear la idea de que la escritura de una novela, en la que se rinde homenaje a un padre, puede llevar a alguien a emular esa acción, con un agregado del deseo de conocer al autor para agradecerle el haber pergueñado una historia conmovedora. La segunda historia, que se entreteje con la primera, se plantea a partir de la distancia generacional entre un hijo y padre y el proceso de reconstrucción de una vida signada por permanentes dificultades.

Es importante destacar que el interés por lo metaliterario atraviesa este cuento en el que el narrador va construyendo una poética narrativa que va desde el reconocimiento de una obra literaria por su poder conmocionante hasta cuestiones relacionadas con la efectividad de una buena descripción y el tratamiento sutil de los sentimientos. Pero aún más, este cuento inserta casi materialmente el papel de la imaginación en la construcción de una historia al escenarizar, dentro de la propia ficción, un encuentro que no tiene lugar tal como es presentado en el libro: el del narrador con el famoso autor colombiano en un taxi, encuentro que cumple con la función de determinar, de manera clara, un poética imaginada por el narrador, aquella que, precisamente, habría permitido a Héctor Abad Faciolince escribir su notable novela. Todo un homenaje a la ficción y a la realización de nuestras ambiciones literarias. Este manejo de lo literario en el libro se complementa con la incorporación de, por ejemplo, un fragmento de Cien años de soledad que se emplea para describir a Arequipa o la presencia de Mario Vargas Llosa que pasa a constituirse en un personaje de la ficción.

Otro aspecto que permea este cuento es la presencia de la imagen fotográfica que sirve como un soporte clave en la construcción de la historia paterna. Su permanente uso le permite al narrador realizar una evaluación del pasado, pero sobre todo de los momentos claves de la vida de su padre, aquellos en los que pudiera advertirse un cambio dramático. En este sentido, las fotos construyen otro relato que se complementa con la narración subjetiva del hijo que recuerda.

Destaquemos, finalmente, el carácter experimental de un cuento como “Invierno en París”, (una muestra de las posibilidades narrativas de Pedro Llosa) en el que se narra una historia de pareja en una dimensión temporal relativizada por el manejo de una prosa que busca, precisamente, afectar los tiempos verbales con el propósito de conseguir un efecto de indeterminación progresiva de las relaciones afectivas.

Con Las visitaciones, tercer libro de Pedro Llosa, el autor muestra un manejo bastante sólido de sus recursos técnicos y de su elenco temático en el que lo metaliterario ocupa un lugar central. Estos elementos le permiten consolidarse como uno de los más destacados escritores de su generación.

Por: Jorge Valenzuela

Jorge Valenzuela
26 de agosto del 2015

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