Lourdes Hilbck

Pata del alma

Pata del alma
Lourdes Hilbck
04 de julio del 2017

Reflexiones a propósito de la corrupción

¿Se puede decir la verdad sin arriesgar amistades o suscitar venganzas? Me temo que eso es imposible y más en nuestro país.

Contralor: “Te lo digo como amigo”. “Que todo quede entre nosotros”.

¿ Así es como queremos funcionar en la administración pública? Esta vez le tocó el turno a la Contraloría. Pero así es en toda la administración del Estado. La diferencia está dada según se maneje grandes o pequeñas cantidades de dinero o de prestigio, pero parecería que hasta el robo puede llegar a ser virtud.

¿Hemos tergiversado por completo la amistad? Escogemos como amigo a quien le podemos sacar más provecho, pues la consigna aparente es todo para mi pata, nada para mi supuesto enemigo. Y así elegimos a quien nos pueda ayudar más o mejor. ¡Nada para quien piense diferente, o para quien no me dé la razón!

En cierta forma todos nos volvemos cómplices, en este medio donde se habla a media voz y nadie se atreve a contradecir a su jefe. Pero así no podemos seguir. ¿Hasta cuando continuaremos siendo parte de ese pacto tácito de hablar con disimulo o de decir las cosas a medias? Y lo hacemos siendo funcionarios públicos, en las Instituciones del Estado, en las cuales el principal compromiso debería ser con el país y con el Estado.

Es que nos va mucho mejor siendo vivos y haciendo la patería. Mi pata está arriba, aprovecho ahora o nunca. Y si yo soy el que llegué, vamos a ver quién se atreve a enmendarme la plana, le hago juicio. Después de todo, los abogados tienen precio. Si no tengo entre mis amigos a jueces o fiscales, siempre habrá algún patita dispuesto.

Ah pero si no estás dispuesto a pagar favores y quieres obtener razón, pero no formas parte del cogollo de tu institución, entonces mejor abstente, no hay manera de encontrar justicia. La sentencias tienen tarifas muy altas. A mi me pasó que un abogado constitucionalista me dijo que si quería obtener sentencia favorable debía desembolsar US$ 10,000. Después de todos los desembolsos en los que había incurrido durante seis años, de nada sirvió que tuviese razón. Me di por vencida.

En este medio prolifera el vivo, el sinuoso, el que sabe sacarle la vuelta a los hechos, el que va disfrazado de virtuoso. Esos se vuelven intocables, su halo de probidad es absoluto. Fulanito se ha metido en serios problemas, ha prometido matrimonio a su amante que está embarazada; pero es casado, no puede cumplir su promesa. Eso no importa, desde la cima hará que la nombren adonde ella quiera, con un salario muy alto, y no tendrá que trabajar, pues su trauma ha sido tal que le ha dejado terribles secuelas, es incapaz de concentrarse. Su buena vida será pagada por todos los contribuyentes. Al fin y al cabo nadie se atreverá con el que la nombra, tiene una excelente reputación, sus contactos son los mejores. Y todo quedará en silencio, en los próximos 25 años, su trabajo se lo seguirán haciendo los de abajo. Además su reputación, pese a ser un bluff, la ganó desde muy joven y tiene techo para rato; al fin y al cabo, solo unos pocos saben, que sus altos estudios no son tales. Shhhh..

Hasta cuando seguiremos con esa mentalidad?, seremos capaces algún día de terminar con las argollas, o los favores equivocados? Las diferencias nos aplastan.

—Y fulanito ascendió. Es terrible fulanito, apuntó a un policía, pero Gracias a Dios erró el tiro.

—Cállate. Ascenderá, es amiguete de zutanito y además es sobrino de su tío e hijo de su papá.

—Zutanita está nombrada al cielo, pero tuvo que sacar a Menganita que está recién nombrada.

—No, no hay vacante. Además todos esos movimientos costarán un dineral y estamos en austeridad, no hay recursos.

—Pero ¿cómo que no? No seas pánfilo, para eso siempre hay recursos. Nadie se atreverá a contradecirlos. Están arriba.

De verdad señores y señoras, me van a tener que disculpar pero es que si no digo esto que llevo dentro, reviento. Ya no puedo más con la falta de escrúpulos que veo, con los gastos enormes que le ocasionan al Estado gente que debería servirlo. Es al revés: medran, se sirven de él.

Mientras tanto miro totalmente impotente, como todo mi entorno se hunde en la miseria moral y material. Es tanto lo que hay que hacer, son tan grandes las necesidades por las que atraviesa más de medio país. ¿Quién se va a enfrentar a la corrupción que nos ahoga, si nadie se atreve a decir lo que la mayoría piensa?

—¿Transparencia? Para qué, mucho mejor nos va con la hipocresía. ¿Por qué vamos a cambiar si sabemos cómo hacer nuestras movidas?

—Pero si ellos son de izquierda. Siempre han estado muy movidos por las causas justas. No creo que estén interesados en lujos ni en veleidades.

—No, no te creo.

—Pues créelo. Yo lo veo todos los días y a cada rato.

Y así es. Y aunque ya no soy joven, me indigno todas las noches al ver los noticiarios. Quizás todavía estemos a tiempo de enmendar algunos errores; por lo menos en este Gobierno, donde siento que hay gente honesta pero sorprendida. Quiero creer y no quiero renunciar a soñar con un país en donde la verdad se respete y viva entre nosotros sin miedos.

 

Lourdes Hilbck

 
Lourdes Hilbck
04 de julio del 2017

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