Jorge Morelli

Partero, se necesita

Para el nacimiento de un nuevo sistema de partidos

Partero, se necesita
Jorge Morelli
12 de julio del 2017

Para el nacimiento de un nuevo sistema de partidos

Cuando a fines del siglo XVIII el filósofo inglés Edmund Burke fue elegido al parlamento británico por la ciudad de Bristol, sus electores se presentaron a darle la lista de las cosas que esperaban que él hiciera. Burke respondió mediante una famosa carta, que es una pieza de la historia política, llamada “Carta a los electores de Bristol”, en la que explica que, si bien ellos lo han elegido y él tiene el deber de escucharlos, no está obligado en cambio a hacer lo que ellos quieren, porque un parlamentario representa a la Nación y no solo a los electores del lugar que lo eligió.

Este es el principio que se halla detrás de nuestra disposición constitucional (artículo 93) por la cual un representante no está sujeto a mandato imperativo. El asunto viene a cuento ahora que el Frente Amplio se ha partido en dos segmentos iguales, de diez parlamentarios cada uno. Solo una de las mitades, no obstante, se queda con el logo del grupo parlamentario y solo esa tiene comisiones que presidir (aunque perderá algunas). La otra mitad no puede conformar un grupo parlamentario y no tendrá comisiones porque no lo permite la ley.

Se trata de la ley antitransfuguismo, que castiga a los que desertan de una bancada impidiéndoles formar otra o adherirse a una existente. Los condena a ser parias. Por causa de la ley antitransfuguismo, entonces, los diez congresistas de Nuevo Perú, encabezados por Marisa Glave, no son un entero sino una sumatoria de diez huachitos.

Previendo anteladamente esta situación, esos parlamentarios se presentaron tiempo atrás al Tribunal Constitucional a demandar que la ley antitransfuguismo sea declarada inconstitucional. Esto les permitiría volver a formar una bancada con los mismos derechos de la que abandonan, porque los ha tratado tan mal que la orfandad es preferible. Desde luego la atomización no es algo deseable en un Congreso. Pero el problema es complejo y no se puede corregir con una ley que simplemente lo declare inexistente. Porque existe.

El gran Giovanni Sartori, patriarca de la ciencia política desaparecido recientemente, llamó sistemas de partidos de pluralismo polarizado a los que producen este tipo de fenómeno. En su forma extrema, son partidos de plurarismo atomizado. No solo la izquierda padece esta enfermedad, es todo el sistema de partidos el que la padece.

En verdad no existe otro remedio que inducir pacientemente la transición del sistema de partidos, como tal, del pluralismo atomizado al pluralismo moderado (que suele tener no más de cuatro o seis partidos), propio de la mayoría de la democracias europeas continentales. Esa transición no se consigue por ley. Es más bien un parto al que hay que ayudar con una suerte de fórceps, en el que un brazo es el sistema electoral y el otro el sistema de gobierno.

Solo que un sistema electoral de representación proporcional como el nuestro y un sistema de gobierno que se cree presidencialista sin serlo, no están logrando inducir el parto de un sistema de partidos de pluralismo moderado. En nuestro caso, es un parto que se ha complicado. Es un trabajo para parteros institucionales dignos de la mayéutica de Sócrates.

 

Jorge Morelli

@jorgemorelli1

jorgemorelli.blogspot.com

Jorge Morelli
12 de julio del 2017

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