Páramo electoral

Rápida mirada a Keiko, Acuña, García, Guzmán y Urresti

Un amigo me preguntó mientras caminamos al estacionamiento por quién votaría ahora que la elección presidencial se acerca. Habíamos terminado de ver la película La gran apuesta y la pregunta, lo admito, me tomó por sorpresa. Advertí  que inconscientemente –o quizás no tanto– había dilatado  aquella decisión. Un rápido repaso a los candidatos no sólo me trajo una realidad espantosa sino que, además, me sumió en el desconcierto y el desamparo.

Difícil olvidar (aunque a muchos les resulta demasiado fácil) las tropelías del fujimorismo en la década del 90. Se birlaron millones de las arcas estatales, violaron derechos humanos impunemente. Podría seguir con una interminable retahíla de acciones deleznables. Entonces, cómo votar, por Keiko Fujimori, quien representa todo eso aunque se quiere lavar la cara al dejar fuera de la lista parlamentaria a gente como la inefable Martha Chávez.

Cómo darle mi voto a César Acuña, un impresentable que compra votos con víveres, que plagia una tesis doctoral y que parece encarnar la criollada y aquello de que “no importan los medios para conseguir el fin”. Sin mencionar su poca capacidad para articular alguna frase rescatable, incluso leyéndola.

¿Alan García? Cómo votar por el líder de un partido signado por la perenne sospecha de actos corruptos en algunos casos probados. Léase el tema de los “petroaudios” y el, hasta ahora, no esclarecido tema de los “narco indultos”. Solo por citar un par. Más allá de eso, cómo votar por una persona que piensa que existen peruanos de segunda categoría y que se burla de las creencias religiosas, místicas de la gente de los andes.

Todo el mundo habla de Julio Guzmán. Un mérito suyo ha sido sin duda, su acertado manejo del marketing. El problema con Guzmán es que si uno escarba un poco comienza a encontrar inconsistencias y contradicciones. Además, confieso que me genera cierto malestar su postura con respecto a Israel: Guzmán dice: “nosotros (Israel) debemos aprovechar que el Perú nos ve con buenos ojos”.

Y Urresti. Basta recordar su papel como ministro del interior para tacharlo de la lista de posibilidades. Sin embargo, también está latente la acusación que tiene por el asesinato de un periodista. Y si a eso le añadimos que es el candidato oficialista, del inconsistente Partido Nacionalista, pues la decisión está tomada. Una lástima que Susana Villarán se haya plegado a su candidatura.

No sé aún por quién votar. He pensado en una opción. Pero lo que sí estoy seguro es por quién no lo haré: por los tristemente célebres personajes antes mencionados.

CARLOS M. SOTOMAYOR    

2 de febrero 2016