Raúl Mendoza Cánepa

Panamericanos, ¿sí o no?

El circo pesa más que las privaciones y las emergencias

Panamericanos, ¿sí o no?
Raúl Mendoza Cánepa
20 de marzo del 2017

El circo pesa más que las privaciones y las emergencias

El deporte en un país no se desarrolla porque sea sede de eventos internacionales, sino por la existencia de estrategias, buenos semilleros y mejores perspectivas. Chile no es una potencia futbolística mundial porque le tocó organizar el Mundial de 1962. Alemania ya jugaba en las altas cumbres futbolísticas antes de Alemania 1974. “Rusia era potencia olímpica décadas antes de las Olimpiadas de Moscú”, escribe Eugenio D’Medina.

Es más probable que en los Juegos Panamericanos por celebrarse en el Perú no tengamos las mejores marcas, y que la infraestructura se torne en un cúmulo de elefantes blancos, mientras escasean los buenos hospitales. Desde luego, siempre los amantes del deporte chillarán y hasta buscarán antecedentes de celebraciones deportivas exitosas que siguieron a desastres o calamidades. Dicen que se pueden hacer las dos cosas a la vez: realizar los juegos y atender la emergencia nacional. Frivolidad o amplitud, como quieran llamarlo.

Carlos Neuhaus, presidente del Comité Organizador de los Juegos Panamericanos 2019 dice: “No se puede hacer demagogia con el deporte. Los recursos para solventar la emergencia de Piura existen. Incluso de ser cancelado este evento deportivo, el Perú pagaría una multa de US$ 50 millones por no cumplir con lo prometido. Tengan en cuenta que los Panamericanos no se desarrollan ahora sino en el 2019, y que los gastos más importantes se harán el próximo año”. Para Neuhaus, como para el presidente Kuczynski, los costos de no hacerlos serán más altos que los de hacerlos; nos perderemos de lucir nuestros abundantes lauros en tierra propia y seremos excomulgados de ser sede por veinte años. Megadesastre. El monto de esa multa, S/. 150 millones, es tan significativo que parece representar más que S/. 4,000 millones que debemos invertir para organizar eso Panamericanos (¡!).

Habrá quien no quiera perderse la histórica oportunidad de ver una buena carrera o una magnífica lid desde su tribuna favorita, o gozar del colorido y la magia de una fiesta. Después de todo, el Estado peruano lo puede todo, previno del desborde de los huaicos con una rapidez extraordinaria, trazó las rutas de los alcantarillados y barreras, calculó bien el 40% de incidencia recurrente y previsible de aquellos lugares donde en marzo del 2017 se producirían los desastres, y hasta tiene planes de contingencias para terremotos. Gran Estado el nuestro, hábil y lúcido en ejecuciones presupuestales.

Al margen de la ironía, se dice que hay dinero, y que se puede reconstruir el norte y organizar los Panamericanos a la vez. Si va al ritmo de lo que fue (¿Fue?) la reconstrucción de Ica tras el terremoto del 2007; y si evaluamos nuestra incapacidad para la ejecución más la relativa preparación deportiva, sumado al escaso tiempo, lo más probable es que a la frivolidad sumemos el papelón (en el peor de los casos). “Tenemos dinero”, desde luego, pero ojalá ese monto se aplicara al número de hospitales faltantes, a la pésima infraestructura en salud, a la escasez de ambulancias de los bomberos, a los déficits educativos, a la mala nutrición en las alturas andinas y, ya que por allí va la nota, a las deficiencias en la formación y alimentación de nuestros deportistas.

Si quieren fiesta, organícenla con la misma vocación alegre con la que destinamos recursos a la prevención de desastres o con la que ya se nos espera para levantar el norte. “El dinero nos sobra”, después de todo, y “tenemos prioridades razonables”. El circo pesa más que las privaciones y los aguafiestas, como quien escribe, solo sirven para el tintero. Organicen la fiesta, somos estelares en la ejecución y la celeridad. Nuestros presupuestos calzan con nuestra capacidad de ejecutarlos. En el 2016, el gobierno regional de Piura solo ejecutó el 49% de su presupuesto, el gobierno regional de Tumbes solo el 61% y el de Lambayeque 66%. La municipalidad de Tumbes, el 25%; la de Chiclayo, 43%; y la de Piura, 49%. (Fuente: MEF, construcción de edificios y estructuras. Transparencia). Quizás nuestra clásica buena disposición para el deporte nos permita una inauguración de lujo. A decir verdad, el destino del Perú no se juega en festividades, sino en un mejor destino para el presupuesto y en una mejora de nuestra capacidad ejecutiva.

 

Raúl Mendoza Cánepa

 
Raúl Mendoza Cánepa
20 de marzo del 2017

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