Mario Saldaña

Palacio es una trinchera

Palacio es una trinchera
Mario Saldaña
05 de febrero del 2015

Las reacciones airadas del gobierno ante la nueva investigación fiscal a Nadine Heredia. 

Tras la nueva investigación del Ministerio Público en contra de Nadine Heredia y su hermano Ilan, por un supuesto delito de lavado de activos, el Presidente y los pocos escuderos que aún le quedan se han atrincherado en Palacio de Gobierno y, en buena cuenta, este ya no es más la casa de todos los peruanos. 

Es en realidad el espacio que alberga al grupo de personas que, desde el Poder Ejecutivo, espera llegar a julio del 2016 con quien sea y como sea, negando cada nueva denuncia de corrupción que aparezca, así provenga de la Fiscalía, de la UIF, de los medios de comunicación o del Congreso. O sea es una trinchera de resistencia. Da lo mismo quién plantee la denuncia porque, para la trinchera, el propósito es único: debilitar, ahogar, derrotar, humillar al régimen humalista. 

El señor que nos gobierna ha dejado hace rato de actuar como representante de la Nación, él solo representa a los suyos, a su Gobierno y a su esposa. Tanto que en esta última ocasión poco le ha importado que una entidad clave en la persecución del delito (el Ministerio Público), amparada en un informe de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), haya pedido llevar a cabo una nueva investigación sobre el origen de 215 mil dólares recibidos por la señora Heredia. “Bah!, pamplinas!”, pensará el señor Humala, “es el aprofujimorismo en su arremetida final contra este Gobierno que les ha dado batalla desde el principio, o alguna mafia desestabilizadora”. 

Y claro, las batallas son parte de la guerra, considera Humala. Y esto, para él,  ha sido una guerra desde el principio. 

El Presidente olvida que fungir de defensor de su esposa nos debilita a todos. ¿Por qué entonces una denuncia del Ministerio Público y de la UIF contra Rodolfo Orellana o contra Benedicto Jimenez sí tiene validez y contra la señora Heredia NO?. ¿En un caso hablamos de investigadores y magistrados probos y en otro de adversarios políticos, mafiosos o aprofujimoristas? 

Un Jefe de Estado, consciente de su rol, está en la obligación de ponerse por encima de su circunstancia personal o familiar, y decir “que se investigue todo lo que se tenga que investigar y que la verdad salga a la luz”. Y una presidenta del partido oficialista, señalada por la presunta comisión de un delito, debería igualmente ser la primera en afrontar públicamente las denuncias. Hace varias horas atrás debió darle al país una explicación razonable (y no una charada como hasta hoy) sobre el origen de esos ingresos. Pero no. La señora Heredia envía a sus defensores de oficio, entre ellos su esposo, a negarnos todo, mientras su silencio habla solo. 

Al final, está claro que el Gobierno, por su cerrazón y falta absoluta de vocación por el diálogo y cualquier pacto político, es poco lo que podrá exhibir más allá del frenazo económico. Si yo fuera Ollanta Humala haría todo lo necesario para evitar que este régimen también sea tachado de corrupto. Sin embargo, atrincherado como está, todo indica que terminará cargando el adjetivo. 

Mario Saldaña C. (@msaldanac)
05 - Feb - 2015  

Mario Saldaña
05 de febrero del 2015

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