Paga la factura

Estado recauda fortuna en La Victoria y le niega recursos a su municipio

Recientemente nos hemos pronunciado sobre la relación de desconfianza entre el Estado y el sector Pymes. Consideramos que el nivel de informalidad cercano al 80 % responde no sólo al altísimo costo que representa la formalización, sino al riesgo de ser acotados por la Sunat por el patrimonio generado antes de formalizarse. Por tanto no basta hacerlo desde una fecha dada, sino también es necesaria una amnistía patrimonial que proteja a las PYMES de la extorsión.

Gamarra es un "laboratorio" donde se contrasta las intenciones de la ley con su aplicación, donde la realidad supera la normatividad, donde el discurso político queda muchas veces solo en palabras, acrecentando permanentemente la brecha entre el Perú formal, institucional, y el pueblo emprendedor. En este contexto nos preguntamos qué hace el Estado por nosotros, dónde está la autoridad moral del Estado para obligar a millones de pequeños empresarios a compartir sus utilidades.

Actualmente Gamarra enfrenta dos grandes desafíos. Por un lado la apertura de la economía a las importaciones de manufactura extranjera, y de otro lado, en el frente interno, la masiva proliferación de centros comerciales privados. Los tratados de libre comercio han contribuido a ampliar nuestros mercados y nos han obligado a ser más eficientes para poder competir. En este frente se requiere que los productores nacionales tengan la misma libertad para comprar sus insumos que tienen los chinos; y también las mismas regulaciones laborales, tributarias y ambientales que tienen los chinos, sino estaríamos en desventaja frente a nuestros competidores asiáticos.

En el frente interno, como ya hemos mencionado, Gamarra es un fenómeno social. Sin haber sido planificada ni administrada es el centro comercial con el mayor valor por metro cuadrado del Perú. Se imaginan al Jockey Plaza sin estacionamientos, o baños ni gerencia.

La Victoria es el ombligo de Lima, el centro de la Metrópoli, en ella se encuentran los mayores mercados de alimentos del Perú, de autopartes, de talleres de mecánica, de agencias de transporte de carga y de pasajeros, y también Gamarra, el mayor mercado textil de Sudamérica. Según la Gerencia de Desarrollo Económico de la Municipalidad Victoriana hay más de 50 mil licencias de funcionamiento vigentes.

El año 2012 produjo ingresos tributarios -entre Impuesto a la Renta e IGV- por 2,797.4 millones de soles (al cambio ¡mil millones de dólares!), recaudados por la Sunat entre los contribuyentes con domicilio fiscal en La Victoria. Esa cifra representa el 5.5% de lo recaudado ese año en Lima Metropolitana(Fuente: Sunat Oficio 21-2013). Sin embargo, ese mismo año el gobierno central le transfirió a la Municipalidad de La Victoria, a través del Fondo de Compensación Municipal (FONCOMUN), solo S/. 5’992.116 soles, (unos dos millones de dólares (Fuente MEF, Portal de Transparencia Económica).

Tales cifras muestran claramente el empobrecimiento del distrito y explican la impotencia que sienten la Municipalidad al no poder contar con recursos para "gerenciar" Gamarra. El gobierno central esquilma permanentemente los recursos de La Victoria. NO PAGA LA FACTURA. Si recauda casi tres mil millones de soles al año, entonces que asuma el costo del deterioro de las pistas, (se requiere 200 millones de soles para repararlas), la producción de basura (el distrito que más basura genera), la iluminación y la seguridad en las calles.. Esta es la realidad.

¿Apoyar a las PYMES es exigirles que le paguen al Estado el 30% de sus utilidades? ¿Con qué autoridad moral el Estado pretende que paguen impuestos si él mismo sustrae de La Victoria un mayor provecho que el debido? Lo que hace el Estado es empobrecernos al obligar a los vecinos victorianos a que cubran los costos que Gamarra genera y que él se niega a asumir. Esta omisión, nuevamente, es inmoral.

Por Guillermo de Vivanco