Fernando Vigil

Padre ¿Por qué nos has abandonado?

Padre ¿Por qué nos has abandonado?
Fernando Vigil
25 de septiembre del 2015

Sobre la débil postura del Papa ante las tiranías totalitarias

“No mendigamos, no contamos con nadie, solo con nosotros mismos”, es una de las frases de la “Dama de Blanco” cubana María Elena Alpizar, tras la visita del Papa Francisco a Cuba, esta última semana; frase que resume el sentir de la gran mayoría de cubanos que aún viven sometidos al comunismo en la isla, y de los que están fuera de ella tras haber huido del secuestro impuesto por los Castro hace más de medio siglo.

La visita del Papa fue vista en un inicio por los cubanos como una visita de esperanza, al ser la oportunidad perfecta para que el Sumo Pontífice de un mensaje contundente contra la dictadura y los atentados de ésta a la libertad. Sin embargo, aconteció todo lo contrario. Sus homilías fueron excesivamente suaves para el drama que vive Cuba, y prefirió reunirse con los hermanos Castro y su cúpula y no con los disidentes. Lo que ha sido tomado como una burla y una oportunidad perdida.

“Amen la pobreza como a la madre”, estas palabras quizás fueron la esencia de su mensaje, pero proferirlas en Cuba, ante un pueblo que sufre los embates del reparto equitativo de la miseria –gracias al comunismo- es realmente vil. Sin embargo, no debe de sorprendernos, pues ya son conocidos los ataques del Santo Padre al capitalismo, al considerar que solo extiende la pobreza en el mundo, cuando en realidad es todo lo contrario, pues en aquellas naciones en donde existe más libertad económica, existe menos pobreza y por ende la calidad de vida de sus ciudadanos es alta. Basta con revisar los índices de libertad económica del 2015 elaborados por The Heritage Foundation y por el Fraser Institute y ver que el ranking es encabezado por Hong Kong, Singapur y Nueva Zelanda, y cerrado por Cuba, Corea del Norte y Zimbaue.

Evocando los fabulosos planteamientos de Adam Smith en su obra cumbre “La Riqueza de las Naciones” (1776), podemos afirmar que en la medida que se protege la libertad de los individuos para perseguir sus propios intereses económicos, se conseguirá una mayor prosperidad para la sociedad en su conjunto; por ende Francisco tiene que entender que el verdadero enemigo no es el mercado, sino el Estado, quien día a día quita libertades a los hombres; Cuba es un ejemplo de ello.

Seguramente seguirá criticando al capitalismo, pero ¿También criticará la persecución, hostigamiento y encarcelamiento que sufren los opositores al régimen por el simple hecho de pensar diferente y reclamar las libertades robadas? ¿O permanecerá indiferente? Indiferencia que mostró al no reunirse con ellos y al no rechazar los actos de violencia e impunidad con que fueron tratados por la policía castrista cuando se acercaron al Papa móvil para elevarle sus peticiones.

Muchos defensores de la visita de Francisco a la isla consideran que se trata de una visita pastoral y no política, un argumento que no es válido, porque la labor de la iglesia en todo este tiempo no solo ha sido la de evangelizar, sino también la de liberar a su pueblo de la opresión del tirano. Basta con recordar el éxodo libertador de Moisés, quien condujo a través del desierto rumbo a Canaán al pueblo de Israel que era esclavizado en Egipto; o a Daniel quien expuso su vida ante leones para liberar del secuestro a sus hermanos en Babilonia, o a Jesucristo quien luchó con la palabra contra el yugo opresor del Imperio Romano.

No podemos olvidar al querido Juan Pablo II, quien contribuyó con la caída del Muro de Berlín, con una labor que empezó 10 años antes en su Polonia natal, influyendo no solo con un mensaje de paz, amor y solidaridad, sino también con la búsqueda de apoyos internacionales políticos y económicos para conseguir que las naciones que apostaban por la libertad no fuera aplastadas por el poder del comunismo. En cada uno de sus viajes por el mundo, instó al pueblo a luchar contra los tiranos.

Los errores y omisiones de Francisco en esta visita fueron lamentables, pero a pesar del sentir de nuestros hermanos cubanos, quiero expresar que no se encuentran solos. En el mundo somos pocos los que luchamos con las ideas por su libertad, pero somos; y tal y como lo expresa la oración que iba plasmada en los volantes que fueron lanzados al aire por los valientes miembros del UNPACU: desde donde estamos elevamos plegarias al cielo y palabras de lucha para concederles la fortaleza que su nación necesita para vivir en libertad y en la verdad.

 

Por: Fernando Vigil

 
Fernando Vigil
25 de septiembre del 2015

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