Otro tonto que quiere convivir con dragones

Sobre la propuesta de PPK de reducir impuestos

El déficit fiscal de este año iba a ser de 2.2 por ciento del PBI, el más alto desde que el país tomó la decisión, respetada gobierno tras gobierno, de preservar el equilibrio fiscal luego de haber escapado del infierno.

Es fácil gastar mal cuando hay ingresos. Pero en el tercer trimestre de 2015, el déficit llegó a 3.3 por ciento (en el mismo periodo del 2014 fue de 1.9 por ciento). Todas las alarmas están sonando, pero, claro, el gobierno humalista no escucha.

La recaudación tributaria se ha desplomado, de 15.8 por ciento a 14 por ciento entre el tercer trimestre del año pasado y éste. Cerca de dos puntos del PBI, unos cuatro mil millones de dólares si fuera el año entero.

La información es sólida, sin embargo. Viene del BCR en su nota semanal. Su presidente, Julio Velarde, ya le ha hecho saber al gobierno públicamente su malestar a través de los medios. Algo que el BCR hace solo cuando el gobierno no escucha.  

Precisamente cuando esto sale a la luz, al candidato Pedro Pablo Kuczynski no se le ocurre nada mejor que ignorar las alarmas y ofrecer, como si fuera cualquier vulgar demagogo, bajar en un hipotético gobierno suyo el Impuesto General a las Ventas (de 18 a 15 por ciento) y de una vez el Impuesto a la Renta (de 30% a 10%).

¿Qué más quisiéramos todos? Pero no lo hicimos cuando debimos, cuando había plata. No lo hizo cuando pudo, como ministro y premier. Y hoy que el déficit fiscal está ya fuera de control es tarde para bajar los impuestos.

Lo menos que debe aclarar el candidato, por lo mismo, es si está dispuesto a tomar la decisión política de reducir el gasto del Estado para restablecer el equilibrio fiscal. Si tiene alguna estrategia para hacerlo, que la explique. Porque, décadas atrás, antes de que los dragones gemelos del déficit y la inflación fuesen encadenados en su cueva, mejores hombres en mejores gabinetes –de los que Pedro Pablo fue parte varias veces- fracasaron en recuperar el equilibrio fiscal reduciendo al Estado.   

Igual que al electo presidente argentino Macri, lo que hay que preguntarle a PPK es si está dispuesto a sacrificarse y hacer el ajuste necesario por doloroso que sea, para detener el hundimiento de la economía, o si no es más que otro tonto que piensa cerrar el déficit con  deuda o emisión porque cree que puede convivir con dragones y domesticarlos por etapas.