Guillermo De Vivanco

Orden interno y defensa nacional

Orden interno y defensa nacional
Guillermo De Vivanco
13 de noviembre del 2014

Reflexiones sobre la situación deplorable de nuestra seguridad interior

Estamos perdiendo la guerra contra la delincuencia y evidenciando, como sociedad, una falta de reflejos para revertir tan preocupante tendencia. De esto están muy conscientes los delincuentes. Las penas por los delitos que cometen no los persuade ni la policía los intimida. La agresividad e impunidad dan prueba de ello. Me preocupa más que algún familiar sufra un acto criminal, a que podamos perder territorio frente a un país extranjero. Por lo que me pregunto cuánto dinero invertimos comprando armamento que se vuelve obsoleto en muy corto plazo y cuánto invertimos en resguardo del orden interno y seguridad interior. Actualmente las pistolas que usa la policía datan de cuando Agustín Mantilla fue ministro del Interior.

De los 107,000 policías que tenemos, 55,000 brindan servicio a particulares,  Comprarles a todos sus 15 días al mes supondría un costo  aproximado de 1,500 millones de soles anuales (76 soles diarios, lo que paga San Isidro). Éste es el costo de duplicar la presencia policial. Sin embargo, en los últimos cinco años el Ministerio del interior no pudo gastar el 59% de su presupuesto en inversión, equipamiento e infraestructura. Según el censo del INEI del año 2012, el 70% de las comisarías no cuenta con Internet, el 57% no tiene teléfono fijo y el 41% no tiene computadoras. Mientras esto sucede, del 2009 al 2012 el Ministerio del Interior devolvió al Tesoro 1,200 millones que estaban destinados a inversión, equipamiento e infraestructura. Esto es una vergüenza, es inadmisible.

Hay que sincerar la realidad nacional: demasiado gasto en las fuerzas armadas, insuficiente en las policiales. Muchos soldados y pocos policías. Pésimas gerencias, muy malas gestiones. ¿Acaso la emergencia nacional no se da en las calles de las ciudades y no en las fronteras vecinas? El ministro Urresti convocó de todas las comisarías de Lima a un contingente de 1,500 efectivos para el desalojo de la Av. Aviación y las calles de Gamarra. Y esta semana también intervendrá Mesa Redonda.

Es indispensable contar con un cuerpo de elite permanente, entrenado para responder inmediatamente a alteraciones del orden público, y también a las invasiones. A pesar de estas carencias notorias, la policía ha tenido éxito en recuperar la avenida Aviación, en la zona de Gamarra. Esto nos dice que si se le dotara de todo lo que se necesita haría cosas mayores. Ahora el reto es ser firmes para que esa avenida vital para el tráfico de Lima no vuelva a ser invadida.

Queda pendiente también la recuperación del Damero A, donde el panorama es desalentador. Esa zona minorista sigue llena de ambulantes sin que la policía los desaloje. Y como ya lo he mencionado antes, la Municipalidad de La Victoria no cuenta con los recursos para hacerlo. Pese a las buenas intenciones, doy por perdida esta batalla por ahora.

Y en el Damero B la policía también se ha anotado un éxito al haber desatado un peligroso “cuello de botella” vehicular que se había formado en los accesos y salidas. La repuesta de los empresarios, colaborando con la autoridad para lograrlo, ha sido encomiable. La nueva administración municipal deberá ahora recuperar los recursos esquilmados al distrito que hagan posible contratar el personal necesario para recuperar las calles invadidas por los ambulantes.

Por otra parte, la seguridad interior también está amenazada por el riesgo de un terremoto. Si ocurriera uno de grado 8 dejaría a miles de personas a la intemperie, desamparadas, Lima antigua sería devastada. Tampóco el Rimac, Magdalena, Barranco, Chorrillos, Pueblo Libre, Barrios Altos y el Callao están preparados. Menos Defensa Civil. No creo que exista un comando único y nacional con recursos disponibles para responder en horas a una catástrofe natural. Espero que del terremoto de Pisco y de la terrible desorganización que esa circunstancia produjo hayamos aprendido que se necesita un comando y que perder tiempo en emergencias es perder vidas.

Se necesita un stock de al menos veinte mil carpas, una organización logística, hospitales de emergencia completamente equipados, médicos y auxiliares organizados, medicinas suficientes, reservas de agua, grupos electrógenos, transportes, helicópteros, sistema de comunicaciones, etc.

Mucho más probables y peligrosos son los escenarios apocalípticos descritos que perder las benditas tres hectáreas en la frontera con Chile. Sí, ya sé: es la “dignidad nacional”. ¡¡Compren tanques, barcos y aviones!! Los comisionistas se lo agradecerán.

Por Guillermo de Vivanco Roca Rey

(13 - nov - 2014)

Guillermo De Vivanco
13 de noviembre del 2014

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